Enrique Arias Vega “ Las secuelas de la pandemia”

Enrique Arias Vega “ Las secuelas de la pandemia”

Si la pandemia ha propiciado algo positivo podríamos decir que es el avance en el teletrabajo. Pero hasta eso tiene sus consecuencias muy negativas. La primera y más obvia es el aislamiento de compañeros y colegas que, a la larga, se convierte es una especie de agobio sin resquicios.

Otra, menos evidente, es la de la deslocalización del trabajo. No hace falta ya que migren empresas, como hasta ahora, en busca de mano de obra más barata, sino que la labor desde casa no es preciso hacerla en la misma localidad donde radica la compañía, sino que puede desempeñarse desde las antípodas, como vienen haciendo ya algunos tele operadores, con lo que la pérdida de empleos es más que probable.

Eso, sin aludir a aspectos psicológicos, a la depresión en sí misma, por miedo al contagio, por no saber si se tiene o no el coronavirus, por la consiguiente restricción de contactos sociales y familiares, etcétera, etcétera.

Ya ven que no son sólo los efectos directos de la pandemia en sí, con la pésima gestión de las autoridades, la contradictoriedad de las normas y hasta el enconamiento producido entre partidos políticos y personas de a pie. Sin contar, además, con los negacionistas del virus, claro, como el caballero que se negaba el otro día a ponerse las mascarilla en el tren en el que viajábamos y soliviantó a todo el vagón.

O sea, que entre directas e indirectas las secuelas del Covid-19 son espantosas. Y, para remate, no sabemos ni hasta dónde ni hasta cuándo van a durar sus efectos. La angustia y la incertidumbre, más allá de las pocas personas irresponsables de siempre, están constantemente ahí: ¿sabremos vivir con la pandemia?, ¿estamos  preparados para volver a vivir algún día sin ella?

A Contracorriente

Enrique Arias Vega.

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