Después de Ucrania, ¿qué?

Ya nada será igual después de la brutal y unilateral agresión de Rusia a Ucrania. Por supuesto que Putin no ha conseguido su objetivo inicial: una guerra relámpago y el derrocamiento del Gobierno de Zelenski por el propio ejército ucraniano para poner al frente del país a un régimen títere e Moscú como era su objetivo confeso inicial

Nada más lejos de la realidad, pero lo que quede de Ucrania después de la agresión será un país dividido y devastado, cuya reconstrucción podría costar lustros y una crisis económica internacional sin precedentes.

Moscú espera, pues, el momento de sentirse mínimamente satisfecho con sus logros bélicos y la anexión de parte del territorio conquistado. Será, ése, el momento de la llamada negociación, que supondrá de hecho la humillante claudicación de Ucrania a las apetencias del Kremlin. No parece que el expansionismo ruso vaya mucho más allá que buscar la desmilitarización de Ucrania y su desmembración en varios territorios pro rusos. Salirse de esos límites geográficos supondría enfrentarse a la OTAN y entrar en un conflicto de dimensiones incalculables.

La enunciación de esa hipótesis, conlleva la asunción de que Kiev no puede ganar una guerra que va a dejar el país totalmente arrasado, por mucho daño que pueda hacer el conflicto también al gigante ruso. Bastante hará Ucrania con haber siso la línea de defensa occidental y de haber impedido la anexión indisimulada por parte de sus vecinos.

Después de la guerra de Ucrania deberemos acostumbrarnos a vivir en una Europa más militarizada, en la que Rusia tenga, paradójicamente, más fronteras con la OTAN que antes de su aventura bélica.

A Contracorriente
Enrique Arias Vega