Enrique Arias Vega: “Jóvenes sin futuro”

Hace algunos años se acuñó la expresión “jóvenes sobradamente preparados” para referirse a las generaciones que iban tomando el relevo de sus progenitores. Sin embargo, los datos se empeñan en mostrarnos otra cosa. Según la OCDE, el 28% de los muchachos españoles entre 26 y 34 años ni ha pasado de la educación básica ni tiene titulación alguna en Formación Profesional. La cifra es más espeluznante todavía si tenemos en cuenta que es casi el doble que los demás países consultados.

Todos los datos comparativos ofrecen resultados similares. Así los periódicos informes PISA que miden la capacidad comprensiva al acabar la enseñanza secundaria y que nos coloca por debajo de la tabla. O la cifra de que 805.400 hombres ya (o mujeres) entre 16 y 29 años ni estudian ni trabajan.

Estos números contrastan con los buenos datos sobre el porcentaje de universitarios, aunque no dicen si es por la facilidad de acceso a la universidad o la liviandad de su exigencia académica comparada con otros países.

En cualquier caso, no deja de llamar la atención un exceso de titulados universitarios abocados muchas veces al paro o a trabajos por debajo de sus cualificaciones y la falta de alumnos de FP, con profesiones que no pueden cubrir la demanda de trabajadores especializados por la minusvaloración social y académica de la Formación Profesional.

Es difícil establecer un diagnóstico del ingente fracaso escolar en nuestras aulas, en el que se mezclan las oportunidades de un trabajo fácil en la construcción cuando el boom inmobiliario hasta los constantes cambios de planes de estudios que no hacen más que confundir al personal. El resumen, sin embargo, no puede ser más aterrador. La que iba a ser la juventud más preparada de nuestra historia corre el riesgo de ser la más frustrada.