“Socialistas buenos”

Enrique Arias Vega “Socialistas buenos”

Santiago Abascal, primero, e Iván Espinosa de los Monteros, después, afirmaron que Vox no sería un obstáculo para investir a Núñez Feijóo si convence a un puñado de «socialistas buenos» para formar Gobierno.

La frase puede ser considerada una humorada o una manera de arremeter conjuntamente contra el PP, por su incapacidad, y el PSOE, por la falta de bondad de sus miembros. En cualquier caso, la aseveración preconizaba o daba pábulo a un Gobierno de coalición de los dos grandes partidos.

Ésa, la gran coalición era una posibilidad que tampoco desdeñaban militantes de uno y otro lado del espectro político cuando, como es el caso, existe una crisis institucional y el futuro del país depende de quienes quieren destruirlo, como sucede con Bildu y el separatismo catalán.

Un Gobierno de coalición de contrarios no es infrecuente en Europa y ahí tenemos el caso de la Alemania de Angela Merkel para demostrarlo. La cooperación se ha mostrado deseable cuando la aritmética parlamentaria ofrece otras alternativas de Gabinete que afectan a la estabilidad y al correcto funcionamiento de las instituciones.

¿Por qué lo que es bueno para Alemania, por ejemplo, suena a hilarante en España? Pues muy sencillo, Porque  aquí la política se ha radicalizado tanto que no se ve al oponente como un adversario con distintas ideas y planteamientos para la gobernabilidad del país, sino como un enemigo que aspira a derribar todo lo bueno que ha hecho el otro partido y sumir al país en el caos.

Mientras siga viéndose de esa manera la cosa pública no habrá ni socialistas ni populares buenos, sino unos gladiadores que sólo se darán por satisfechos con la muerte política del adversario. Y así nos va.