Más aislados que nunca

La plataforma de entretenimiento Netflix me ofrece continuamente películas y series que, dice, coinciden al 98 por ciento con mis gustos que, al parecer, se los tiene estudiados de memoria a tenor de mis peticiones anteriores.

Eso no me pasa solamente a mí, sino a cualquier usuario de las redes. Y tampoco sucede solamente con Netflix, sino que You Tube, Twitter y demás plataformas y webs te ofrecen contenidos que coinciden exclusivamente con tus intereses y te ahorran enlaces de quienes no piensan como tú.

O sea, que aunque de hecho estemos conectados con todo el mundo y podamos acceder a más información que nunca, de hecho estamos limitados a un universo muchísimo más reducido, que sólo nos proporciona cierto tipo de datos y opiniones que coinciden con nuestra manera de ver el mundo y la refuerzan cada día.

Así que en el fondo estamos mucho más aislados de lo que creemos, viendo solamente algunos aspectos de la vida y cerrándonos a aquellos que no se ajustan a los nuestros. Y eso ocurre también con los grupos de WhatsApp, ya sean de antiguos alumnos del colegio o de la comunidad de propietarios de una urbanización. En cuando aparecen comentarios que colisionan con nuestro punto de vista armamos la de San Quintín y obligamos a que desaparezcan del mapa o nos damos de baja del chat de marras.

Esto es algo que les ha pasado a todos ustedes. Por eso, al final, sólo vemos la vida al igual que los que piensan como nosotros. Es una manera de polarizarse el pensamiento y dividir cada vez más a la sociedad. En vez de enriquecernos con nuevas experiencias y opiniones nos aislamos de quienes no piensan como nosotros y acabamos creyendo que sólo nosotros tenemos razón.