Luisa C. Perosán: «Tiempos Interesantes»

Luisa C. Perosán: «Tiempos Interesantes»

Vivimos tiempos interesantes. Los ochenta traían cambios, muchos de ellos beneficiosos, aunque otros, no tanto. Vivimos el impasse de los noventa, que aun así nos trajo el instrumento que cambiaría el mundo para siempre. El teléfono móvil e internet. Ahora, cuando llevamos veintitrés años transcurridos del siglo veintiuno, es cuando los cambios que preveíamos a largo plazo se aceleran.

El control sobre la población jamás fue tan eficaz, un simple móvil tiene toda la información de cualquier persona, y no solo eso, además cuenta con sistemas que analizan búsquedas y preferencias de su dueño.

La intromisión en la privacidad es absoluta. La desaparición del dinero físico se dará, posiblemente, en dos años.

La reducción sistemática de nacimientos, a través de todo tipo de estrategias, que incluyen entre otras, la subida exorbitante de la vivienda contribuye a la desaparición de los europeos y la repoblación con africanos. No es casual que eso que llaman crisis migratoria, se haya acelerado en los últimos cinco años y no, no es por las guerras, es por el efecto llamada de gobiernos irresponsables o simplemente traidores (léase a sueldo de otros países) y por el negocio que supone para las ONG, La Cruz Roja, y otros traficantes menos “estéticos”.

En España, los cambios los han acelerado partidos políticos cuya ansia por repartirse el dinero no tiene límites.

España está en un grave riesgo porque a un partido le hacían falta siete votos. Está en grave riesgo porque la oposición a ese partido está más interesada en lo que pueda conseguir con “arreglos” que en defender su país y a sus compatriotas. Está en grave peligro porque durante décadas los partidos independentistas han tenido un poder que, por número de votos no les correspondía y porque los principales partidos les han otorgado ese poder mediante pactos que no debieron hacerse nunca.

La nación, que no el estado, está en peligro porque se favorece la inmigración sin control y además se sufraga con el dinero de los españoles.

Está en peligro porque los niveles de delincuencia están disparados, porque las leyes son blandas cuando no, absurdas. Porque la policía se queja de no poder hacer nada, porque si se pasan, alguien los graba con un móvil y los expedientan. Una excusa como otra cualquiera para cobrar el sueldo sin correr riesgos. Además, te dicen abiertamente que cuando detienen a alguien el juez lo suelta a los dos días. No hay sociedad que pueda asumir este nivel de idiotez.

Desde Bruselas nos chantajean con normas y cuotas, que con la excusa del cambio climático ahogan nuestra ganadería y nuestra agricultura, haciéndonos dependientes de paises que no aplican esas normas. Y por si esto no fuera suficiente, gracias a la ignorancia fomentada durante años, vamos a cerrar centrales nucleares, mientras otros las construyen. Nos hacen destruir presas, provocando además escasez de agua de forma intencionada.

Nuestra libertad ahora mismo es un recuerdo. Nuestro voto no vale ni el papel donde está impreso.

Nuestros políticos son mayoritariamente gente con poca o ninguna intención de servicio, y con poca o ninguna preparación. Nuestras instituciones están corrompidas por esos mismos políticos, por lo que todo el sistema es un entramado que funciona solo por inercia.

Veremos cosas muy feas. Quizá territorialmente siga siendo España, porque lo peor que les puede pasar a los independentistas (y lo saben) es conseguir la independencia, pero los repartos del erario público van a ser catastróficos. Muchos lugares quedarán deshabitados porque no habrá ni servicios ni industria.

La gente se agolpará en las principales ciudades y si esto sigue así, veremos favelas muy pronto, o como quieren llamarlas ahora “ciudades de quince minutos”.

Sin coche, con medios de transporte tercermundistas para no contaminar, con la comida carísima importada de paises que usan cualquier pesticida o riegan con aguas fecales, con colegios convertidos en guarderías hasta la adolescencia, con barrios y posiblemente ciudades completamente islamizadas. Un país donde llegar a viejo va a ser una proeza. En Canadá ya se ha aprobado la eutanasia por motivos mentales o económicos, y eso no tardará en llegar aquí.

Debemos plantearnos muy en serio todas estas cosas, no es cuestión de esperar y ver qué pasa.

Necesitamos un saneamiento profundo en la política y las instituciones, necesitamos perder el miedo a modificar la ley electoral. Con suerte serán tiempos interesantes, pero por otras razones si conseguimos cambiar.