Los héroes invisibles. Opinión de Tu Abandono Me Puede Matar

Opinión de Tu Abandono Me Puede Matar Albocàsser

Volvió a suceder, fue el fatídico domingo trece, en la tarde noche. Aquel día un grupo de funcionarios de servicio en Albocàsser arriesgaron su vida para reducir a un interno que llevaba horas retándolos y queriendo matar a uno de ellos. Resultaron gravemente heridos, por suerte no hubo que lamentar que el monstruo cumpliese su amenaza.

Puedo decir con un gran orgullo que son mis compañeros, los 5 que resultaron heridos, auténticos héroes anónimos que merecen todo nuestro reconocimiento por su gran valentía y profesionalidad. Defienden el Estado de derecho en su última frontera, trabajan por la seguridad de todos los ciudadanos. Las heridas, aunque graves y profundas, sanarán. Las secuelas psicológicas marcarán un antes y un después en sus vidas y en su trayectoria profesional. No podrán superarse fácilmente.

Héroes desconocidos e invisibles

Para la sociedad estos HÉROES son, además de desconocidos, invisibles. Y ello pese a los esfuerzos que en los últimos años estamos realizando los trabajadores penitenciarios. Que nos hemos autoorganizad opara reivindicar dignidad, empezando por la visibilidad, pues no existe lo que no se conoce ni se ve.

Antes que ellos otros padecieron agresiones físicas, muchos trabajadores en el interior de las Prisiones hemos sufrido alguna a lo largo de nuestra vida profesional. Se habla de dos agresiones diarias al colectivo de funcionarios de Prisiones. Unas trascienden a la opinión pública, la mayoría no.

El año pasado los propios trabajadores contabilizamos 444 agresiones a funcionarios. Algunas de ellas de extrema gravedad, como la del pasado domingo. Aparte de agresiones físicas, la inmensa totalidad del personal penitenciario sufre agresiones que ni siquiera se contabilizan. Son nsultos, coacciones y amenazas, muchas veces, incluso, a diario. Somos el colectivo más agredido de la Administración.

Importante obtener un reconocimiento social pero lo fundamental son als mejoras laborales

El reconocimiento social es muy importante, aunque no sea la prioridad que perseguimos los que trabajamos dentro de los muros. Lo que realmente necesitamos son mejoras laborales.

Es muy grave el abandono que recibimos por parte de la Administración Penitenciaria, que nos mantiene en la INDIGNIDAD de no acometer la EQUIPARACIÓN SALARIAL con los compañeros de Cataluña. Una desigualdad insufrible, una inferioridad ante quien realiza el mismo trabajo en el mismo país. Una injusticia histórica que vemos que empieza a corregirse con otros compañeros de Ministerio: Policía y Guardia Civil, merecidamente, por supuesto.

Si se crea un centro de desarraigo, como es el nuestro, y se envía a los internos más peligrosos del país, debemos estar catalagados como centro de máxima seguridad. Así, estar retribuidos como el resto de centros de la categoría especial. La Administración no puede justificar ahorrar en nóminas a costa de una ridícula e injusta, obsoleta y antigua clasificación de centros.

Los funcionarios de prisiones llevan 15 años con el sueldo congelado

Ante quienes amenazan con recortes, recuerden que, en Prisiones, llevamos 15 años con el sueldo congelado. Que nuestra situación ya era extrema antes de la Pandemia, un reto sanitario que se está superando sin los medios humanos y materiales óptimos para desarrollar nuestra labor esencial para la sociedad.

Por poner sólo un ejemplo del abandono y de la dejadez en la Sanidad Penitenciaria, ni siquiera había un médico para atender a estos héroes que fueron agredidos aquel domingo fatídico. Asumiendo los enfermeros una sobrecarga de trabajo que dura ya demasiado tiempo.

Las agresiones de reclusos se resuelven con simples sanciones

Cabe recordar que todavía hoy carecemos de la condición de Agentes de Autoridad, por lo que la mayoría de las agresiones se resuelven con sanciones administrativas, muchas veces de descanso vespertino en celda para quienes nos agreden. La Administración utiliza un protocolo que trata de minimizar y maquillar las agresiones que padecemos.

Los funcionarios de Prisiones superamos una dura oposición y diferentes estudios demuestran un exceso de formación previa. Realizamos un trabajo muy difícil y contradictorio con una gran profesionalidad que adquirimos intramuros.

Necesidades urgentes de los funcionarios de prisiones que no se atienden por parte de las autoridades

Lo que no proporciona la Administración es la especialización ni la formación continua. Requerimos crear grupos especializados para las diferentes tareas que acontecen en la custodia, vigilancia y reeducación de las personas privadas de libertad. Por ejemplo: grupos especializados de intervención ante situaciones críticas, convenientemente dotados de medios materiales y con una formación continua especializada. Así evitaríamos muchos heridos.

Deberíamos tener un Estatuto Propio que nos dé la protección necesaria para nuestras particulares funciones y el medio especifico en el que desarrollamos nuestro trabajo. Que en nada se parecen al resto de los de los funcionarios de la Administración General del Estado, donde orgánicamente los de Prisiones quedamos minorizados.

Además, necesitamos que se reevalúen los protocolos ante intentos de homicidio de internos de máxima peligrosidad atrincherados en un pasillo o en su celda. Que se le dé el mismo valor a la vida del interno que a la de los funcionarios que deben reducirlo. Hay que minimizar el riesgo para que quien se juega la vida se sienta al menos protegido. Por ejemplo, podría introducirse algún medio coercitivo potente (de los que carecemos absolutamente), como el uso de pistolas táser en estos casos extraordinarios, que podría salvar vidas.

En Prisiones está casi todo por hacer, y los que mandan se marcan objetivos mediocres a muy largo plazo. Dentro de los muros, los trabajadores nos sentimos desprotegidos, despreciados y ninguneados. Necesitamos mejoras de forma muy urgente.

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