La inevitabilidad de la iniquidad de los EREs

La inevitabilidad de la iniquidad de los EREs

Titulo complicado para algo muy simple ya qué el que el asunto de los EREs sea una iniquidad me imagino qué ni la izquierda se atreverá a negarlo, aunque ya está intentando diluirlo y difuminarlo, mientras qué el que sea inevitable si es algo que requiere cierta explicación

Esta pasada semana hemos podido oír, entre otros, a doña Susana Diaz excusándose con los consabidos “yo no estaba ahí”, “yo no sabía nada”, “yo no era aún nadie para poder hacer nada” o similares y, nos agrade o no, lo creamos o no, que más bien no, para muchos son excusas válidas, y más si se dan con carita de pena o se expresan con indignación.

Pero el caso no es ese.

Aquí la realidad es qué esas son las corridas qué la izquierda disfruta permitiendo qué, aunque sea a regañadientes, sean toreadas.

Y la inmensa mayoría ¡Ale!, a entrar al capote y a dar espectáculo.

De hecho tengo la extraña sensación de que hasta esos regañadientes no son más que otros capotes, sutiles malabarismos de prestidigitador para atraer y fijar la atención mientras se distrae lo fundamental y se lo saca de escena.

Y no, no es mi tema, yo creo firmemente que a este tipo de cosas, si de verdad se aspira a solucionar algo, hay que atacarlas por la raíz del problema y dejar de perderse en los detalles… aunque estos “detalles” duelan e indignen tanto como los cerca de dos mil millones que aparentemente van a ser juzgados o los presumiblemente más de tres mil millones, de euros ¿eh?, qué, incluyendo lo ya prescrito, se comenta que forzado a prescribir más bien, totalizaría el asunto.

La base del problema

Pensando un poco hay tres preguntas básicas que deben hacerse y que, perdidos en lo accesorio por lo grave, doloso, escandaloso e indignante del asunto, nadie hace.

¿Todo esto benefició en algún modo al PSOE o a alguno de sus candidatos directa, indirecta o circunstancialmente?

Y no hablamos tan sólo de beneficio económico si no de cualquier tipo de beneficio.

¿Les hizo ganar aunque fuera tan sólo un voto en algún lado?.

¿Les generó algún tipo de simpatía o de “favor debido” que el partido o alguno de sus miembros o dirigentes pudieran reclamar más tarde?

Si la respuesta a una sola de esas preguntas PODRÍA ser si, la cuestión es clara, al menos para mi:

No importa si el partido participó o no en ello, ni tampoco si un dirigente u otro estuvo o no implicado, lo supo o lo desconoció, SON TODOS ELLOS CULPABLES Y RESPONSABLES.

La cuestión que se obvia es muy simple

Los políticos, cualquier político, busca obtener nuestra confianza para gobernar, es decir, PARA ADMINISTRAR LO NUESTRO.

Así qué, de nuevo, le pido que se pare y piense, que se plantee la cuestión desde el punto de vista de que un partido no es un partido si no UNA EMPRESA DE SERVICIOS.

  • En cierto modo eso no es algo tan alejado de la realidad, porque cómo cualquier empresa de servicios le “venden” los suyos, pidiendo que deposite usted su confianza en ellos, para gestionar sus bienes y propiedades en algún modo.

Y ahora, ya puestos en esa situación, hágase la pregunta clave:

¿Prefiere usted confiar en una empresa de servicios qué aprovechando la confianza depositada en ella le robe beneficiándose a sus expensas o una tan incapaz y con tan nefastos controles internos qué no detecte qué algunos de sus empleados le están saqueando y dejándole como quien dice en pelotas?

A poco que usted tenga un mínimo de inteligencia imagino qué la respuesta será que ni la una, por delictiva, ni la otra, por inepta.

Entonces, si es así, me pregunto porqué no tenemos ya de una puñetera vez UNA LEY qué, tanto en un caso cómo en el otro, tal y cómo ya dije en mi artículo “Sobre la corrupción y los partidos”, inhabilite a todos los mandos, dirigentes, cargos electos y militantes de ese partido y al partido mismo para participar en cualquier forma en la vida política, actos públicos, artículos, entrevistas y declaraciones incluidas, hasta transcurrido y acabado el siguiente proceso de ELECCIONES GENERALES.

Puede parecer muy duro e injusto pero habría que oír que piensa cada uno de esos parados que jamás vio ni un céntimo de esos quizás TRES MIL MILLONES DE EUROS o, si llegó a verlo, fue mientras lo disfrutaban otros a sus expensas.

Le decía al principio que hay una cuestión que se obvia y en realidad es muy simple:

Ningún partido qué sea incapaz de detectar y actuar contra la corrupción o un fraude entre sus propias filas esta cualificado para administrar lo qué es de todos y LA TOTALIDAD DEL MISMO debe ser apartado de la política para qué reflexione seriamente qué tipo de personas quiere tener en su seno y, sobre todo, QUE CONTROLES INTERNOS DEBE TENER, y la realidad es qué verse TOTALMENTE FUERA DE LA POLÍTICA durante el resto de un mandato y de todos los procesos electorales hasta transcurridas las siguientes ELECCIONES GENERALES es una motivación adecuada, incluso demasiado leve diría yo.

Y, desde luego, mucho menos un partido que se haya corrompido o haya defraudado en beneficio del propio partido o de estructuras afines, sean estas “chiringuitos”, ONGs, empresas de familiares o amiguetes, clubs sociales, asociaciones vecinales o pasos sacramentales, o lo que fueren, me da igual.

Cualquier cosa distinta a eso tan sólo son salvas al sol y permitirá que sigan existiendo el fraude y la corrupción en política.

Si que un partido se corrompa o defraude en beneficio del propio partido es grave, el qué en la totalidad de ese partido no se procure tener la debida diligencia y eficacia para detectar cualquier fraude o corrupción interna ES IMPERDONABLE.

  • ¡Ah!, y en cuanto a doña Susana y sus “razonables” excusas, el refranero español que es muy sabio creo recordar que dice qué “No hay peor ciego que el que no quiere ver” y qué hasta el último y más torpe afiliado a un partido.

Quien aspira a ser algo en ese partido con más razón aún, debería estar atento a cualquier indicio de fraude o corrupción y denunciarlo al instante a sus órganos de control interno y estos subsanar y corregir la situación trasladándolo de inmediato a instancias judiciales.

El día que tengamos una LEY que penalice tanto una cosa cómo la otra dejando fuera de la política A LA TOTALIDAD DEL PARTIDO cuyos sistemas internos no detecten y denuncien esas cosas antes de que sean destapadas y denunciadas por la prensa, la Fiscalía o las Fuerzas de Seguridad del Estado, créame, la corrupción y el fraude dejaran de existir de inmediato.

  • Salvo que tenga la intención de corromperse o defraudar o se sepa absolutamente incapaz de establecer controles anticorrupción y antifraude internos eficaces, ningún político debería oponerse a una LEY así y ni en un caso ni en el otro el político que se oponga me parece un político válido.

¿Quien será el valiente que le ponga ese cascabel a ese gato? Mi voto lo tiene ya e imagino que el suyo también. Todo lo demás es como llorar sobre la leche derramada, ALGO INUTIL.

La inevitabilidad de la iniquidad de los EREs, Per…Sombra