Fernando de Rosa: “ Naranjas de la China”

La expresión “naranjas de la China” puede ser utilizada en varios contextos. En ocasiones, transmite la extrañeza de quien la pronuncia, por ejemplo, cuando alguien nos cuenta algo que no nos creemos en absoluto. En definitiva, puede significar asombro o extrañeza.

Así hemos quedado todos los valencianos, asombrados, extrañados y tristes, por qué no decirlo, con el episodio que hemos visto con ocasión de la visita del President Puig a la feria de la agroalimentaria “Fruit logistic”, celebrada en la ciudad de Berlín. Nuestra tristeza y decepción guarda relación con el maltrato a un producto tan nuestro como las naranjas, sin lugar a dudas, de mucha mejor calidad que las procedentes de otros mercados, y necesitadas de atención por parte de nuestras autoridades.

El President, junto con la consellera de Agricultura, Mireia Mollà, visitaron un estand de la feria donde dieron a probar un zumo de naranja. El expositor informó a nuestras autoridades que no estaba seguro de la procedencia de las naranjas, es decir, no podía asegurar si eran de Valencia. La consellera le espetó con un “eso no lo digas”, añadiendo “di que son de Valencia, nadie lo va a comprobar”. Mientras, Puig sonreía y asentía. Inacción y desprecio a los valencianos son la marca de la casa del molt honorable.

Este episodio no es algo anecdótico. Es una muestra de cómo gobiernan Puig y los suyos. Di que son de Valencia y “au”. Esa expresión de la responsable del departamento de Agricultura deja al descubierto el verdadero rostro de nuestros gobernantes, su hoja de ruta, y modo de actuar. Da lo mismo que sean socialistas, podemitas, comunistas o nacionalistas excluyentes, todos actúan de la misma manera: mentir u ocultar la verdad, manipular los hechos.

La escena que he descrito en la feria berlinesa, pone de manifiesto que a la consellera y al President no les importa la procedencia de las naranjas, ni el daño que sus comentarios ocasionan a un sector esencial en nuestra economía. Risas, frivolidad y manipulación son los pilares sobre los que se asienta la política social-comunista-nacionalista, por eso tantos sectores económicos están ahogados, al borde del colapso.

No hay que pasar por alto la frase de la consellera de que “nadie lo va a comprobar”. Un miembro del gobierno autonómico insta a que se mienta. La izquierda siempre se oculta y dificulta la fiscalización de sus actuaciones. En ese contexto, por ejemplo, hay que ubicar la negativa del tripartito a que se constituyan comisiones parlamentarias para investigar los escándalos que acechan al President en relación con la imputación de su hermano. De igual manera, se impide la comisión para investigar la gestión de la responsable de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, en relación con su actuación con ocasión de los hechos cometidos por su exmarido.

Naranjas de la China también pretende dar el Botànic al sector turístico de nuestra Comunitat. Esta semana que termina el tripartito ha puesto en marcha la tramitación parlamentaria de la “ley del impuesto valenciano sobre estancias turísticas”. De esta manera, Valencia sigue la “estela” de las otras dos Comunidades Autónomas que lo contemplan: Cataluña y las Islas Baleares, ¡sospechosa coincidencia!

Hoteles, campings, albergues turísticos, bloques y conjuntos de viviendas turísticas, embarcaciones de crucero o yates que realicen escala en un puerto de la Comunitat, entre otros, deberán pagar la correspondiente tasa. En estos momentos tan complicados para el sector turístico, lo que necesita nuestra economía es liberarse de tasas, impuestos y tributos. Sin embargo, la izquierda solamente sabe incrementar la presión tributaria. Muchos municipios han manifestado su oposición a la aplicación de la tasa. Sin embargo, Joan Ribó se ha convertido en su mayor valedor.

En definitiva, ni naranjas, ni turismo, nada importa a nuestros gobernantes. Llega el momento de que los valencianos les digamos “au”.