Las residencias recuperan poco a poco la normalidad tras la vacunación

Las residencias de mayores recuperan poco a poco la normalidad tras meses en los que la pandemia las ha puesto a prueba. El personal ha trabajado durante más de un año para mitigar los efectos de la pandemia.

Muchos titulares hemos visto culpabilizando a las residencias, y especialmente al sector privado de la fuerza de la pandemia, pero AERTE, la patronal que engloba a las residencias en la Comunitat Valenciana ha advertido una y otra vez del duro trabajo que están haciendo con los mayores en esta época de pandemia y que a veces no es comprendido.

En este artículo queremos mostrar la realidad desde la otra parte del cristal, desde dentro de una residencia que ha sufrido el COVID, que se ha dejado la piel por sus residentes y que ahora respira ya algo más tranquila intentando devolver a las personas el tiempo perdido

Cómo la residencia ha superado la pandemia

La residencia de mayores Cap Blanc en Cullera es el ejemplo perfecto de la superación y la lucha ante la pandemia. En la primera y segunda oleada del COVID estuvieron libres del virus pro en esta tercera ola y a pesar de las múltiples medidas sanitarias, les afectó con fuerza, como a muchas de las residencias. Hoy respiran ya con los residentes y personal inmunizado con las dos dosis de la vacuna y tratando de recuperar una relativa normalidad.

Carol, la supervisora de auxiliares no explica cómo antes que nadie decidieron cerrar la residencia a visitas externas adelantándose a los protocolos de la propia Generalitat Valenciana, y tomando medidas como geles y mascarillas. Gracias a ello, y a las medidas de contención lograron pasar la primera y segunda ola del virus sin casos de COVID-19.

Nos relatan cómo a pesar de ello, y en un exceso de prudencia, la UME fue a desinfectar los exteriores de la residencia, y cómo contrataron a una empresa tecnológica, Biottec para desinfectar los interiores de la misma.

Una tercera ola complicada

En esta tercera ola, todo fue diferente. A pesar de las múltiples medidas de contención la virulencia de la pandemia, arrasó con las medidas y a pesar de estar vacunados con la primera dosis, surgió un brote importante. Incluso la residencia tuvo problemas para cubrir los puestos laborales ya que parte del personal estaba en casa en cuarentena. Los medios llegaron y entre todos se puedo contener un brote importante y salir a flote.

Hoy con las dos dosis de la vacuna inoculadas a personal y residentes, no hay ningún caso y ya es sólo una pesadilla. El personal, que se ha esforzado, recordemos que ésta es una profesión vocacional, ahora trata de hacer olvidar los malos momentos.

De las pantallas han pasado por fin los residentes a ver a sus familiares en persona, pero las medidas de seguridad continúan, con estrictos protocolos y limpieza de suelas de zapatos, geles hidroalcohólicos y mascarillas en la puerta.

Ahora los cerca de medio centenar de trabajadores, respiran algo más tranquilos y pueden devolver el cariño a los residentes, centrarse más en ellos y su bienestar personal, pero sin descuidar las normas sanitarias.

A pesar de que la exigencia de las autoridades en cuanto a las normativas a las instalaciones privadas es mayor que a las públicas, esta residencia cuenta con una ratio de trabajadores superior a la media exigida, porque piensan en los mayores y su bienestar.

El bienestar de los mayores lo primero

Desde la residencia, miembro de AERTE se mima a los mayores, con un spa a su disposición, pero también podólogo, peluquería y otros servicios para el bienestar de las personas. Pronto celebrarán el cumpleaños de un residente que celebrará su 100 aniversario.

A partir de la Resolución de Sanitat del 8 de abril, se permiten de forma regulada y controlada las visitas de algunos familiares. Así, por un limitado y corto espacio de tiempo se permite a través de esta Resolución Sanitaria la visita «in situ» de familiares a los residentes. Un pasito más hacia recuperar una cierta normalidad.

El pasado marzo, este residencia contó con un «hombre-orquesta» que desde fuera de la puerta deleitó a los residentes con pasodobles. Gracias a la doctora del centro y a un familiar los residentes pudieron tener alguna normalidad. También esta residencia celebró una Chocolatá, y hasta una Ofrena de Flors. Incluso nombraron Pesidente y Fallera Mayor e hicieron un monumento que estuvo expuesto en el Hall de entrada varios días. Así, se intentó que los residentes recuperaran una cierta normalidad tras un año de pandemia.