Francisco Bueno Camejo“Estupendo barberillo de Lavapiés”

Francisco Bueno Camejo “Estupendo barberillo de Lavapiés”

En una entrevista que le hubimos realizado a Jesús Iglesias Noriega hace unos meses, el director artístico del Palau de Les Arts aseveró que la Zarzuela, como género, «ha estado mal vendida». Y no le falta razón. Su decadencia, tan popular desde Cuba hasta Filipinas, sería un poco costoso de explicar. Aunque su presencia es testimonial en la programación del Palau de Les Arts, lo cierto es que el magno coliseo se esfuerza en incluir una zarzuela todas las temporadas teatrales, hecho que es de agradecer.

“El Barberillo de Lavapiés” se escucha con agrado. Es una buena zarzuela, sin duda. En los tutti, Barbieri se deja influir por Rossini, ora en los ritmos ora en la orquestación. Tampoco se sustrae a la órbita del Cisne de Pésaro el propio libreto; si bien el gracioso libretista, Luís Mariano de Larra -hijo del gran Mariano José de Larra (“Vuelva Usted mañana”)-, descontextualizó la historia original, trasladándolo a la España carlotercista. La riqueza lingüística de Luís Mariano de Larra es proverbial, con nuevas palabras castizas, como “salamacatrón”. La versificación, en general, sin ser de calidad calderoniana, evita caer en el ripio, y posee mucho gracejo, provocando la hilaridad del público.

Mucho ha ahorrado en escenografía el Palau de Les Arts con este montaje, producido por el Teatro de La Zarzuela. En rigor, la escenografía fue tan minimalista que anduvo camino de su desaparición. Alejandro Andújar, el escenógrafo, la descontextualizó, recurriendo a unos practicables negros móviles, a guisa de grandes empalizadas, muros y paredes. Todas las referencias históricas quedaron reducidas a los vestuarios, destacando los uniformes de la guardia valona.

Los cantantes cuajaron una buena actuación. El de Ladrido, el barítono Borja Quiza Cedeira, es un excelente cantante, asistido por un fresco y juvenil fiato, a medio camino entre la comicidad y el lirismo, lo que lo convierte en un artista idóneo para los papeles caricatos. Gran actuación de la mezzosoprano Sandra Fernández. Una mujer con una amplia gama, homogénea. Tanto ella como el resto de los cantantes supieron combinar sus cometidos canoros con la perfecta elocución del verso en las partes habladas. La soprano María Miró tiene un instrumento con tintes oscuros, muy aptos para los papeles serios, como el que ostentó. El tenor Javier Tomé pudo lucir su talante belcantista en algunas cadencias. El bajo profundo Abel García, muy sólido, como su compañero David Sánchez.

La Orquestra de la Comunitat Valenciana empastó muy bien con la Rondalla Orquesta de Plectro “El Micalet” en la Jota. El Cor de la Generalitat Valenciana, muy solvente.

La batuta de Miguel Ángel Gómez Martínez, muy precisa y pulcra.

Ficha Técnica:

Lugar y fecha: Palau de Les Arts, 18 de abril de 2021, 18 horas. Programa: “El Barberillo de Lavapiés”, zarzuela en 3 actos con libreto de Luís Mariano de Larra y música de Francisco Asenjo Barbieri.

Reparto: Sandra Ferrández, mezzosoprano (Paloma); María Miró, soprano (Marquesita del Bierzo); Borja Quiza, barítono (Lamparilla); Javier Tomé, tenor (Don Luís de Haro); Abel García, bajo profundo (Don Pedro de Monforte); David Sánchez, bajo (Don Juan de Peralta); Ángel Burgos, actor (Lope).

Director de escena: Alfredo Sanzol.

Escenografía y vestuarios: Alejandro Andújar.

Iluminación: Pedro Yagüe.

Coreografía: Antonio Ruiz.

Orquestas: Rondalla Orquesta de Plectro “El Micalet”; Orquestra de la Comunitat Valenciana.

Coro: Cor de la Generalitat Valenciana.

Dirección musical: Miguel Ángel Gómez Martínez.