Pin parental

Enrique Arias Vega: Pin parental

Hace un par de años largos se organizó una polémica sobre el pin parental, o sea, la capacidad de los padres de vetar contenidos educativos que se aprobasen por el conejo escolar del centro, en actividades complementarias, como educación sexual u otras.

Para la izquierda usufructuaria del BOE, eso suponía una injerencia paterna inadmisible en el currículum escolar, que debía dejarse exclusivamente en manos de los docentes aunque chocase frontalmente con los valores y la ideología familiares.

Ya ven lo  que son las cosas: ahora está tramitándose una ley que regule el acceso de los menores a las redes sociales antes de los 16 años. Pues bien, una de las limitaciones consiste en el control parental .de lo que sus hijos pueden o no pueden ver, en el ejercicio de una función tutelar que en el tema de la educación escolar les estaba excluida.

No es malo cambiar de criterio si es para bien. En este caso de una infancia acosada en las redes digitales desde la adicción personal hasta por contenidos pornográficos. El problema se ha hecho tan grave que obliga al legislador a tomar cartas en el asunto y, para ello, a contar con el apoyo explícito y activo de los padres. Una cosa es que los niños, a una edad más temprana que los 16 años tengan un móvil con el que hablar con sus progenitores y que éstos sepan dónde y cómo localizarles y otra muy distinta el libre acceso a contenidos que pueden perturbarles y dañar gravemente su formación.

Hay que dar la bienvenida, pues, a esta aceptación y reconocimiento del papel activo parental en la educación de los hijos, ya que la familia, del tipo que sea, es el medio más formativo que existe de la niñez y la adolescencia. O sea, que bien está lo que bien acaba.

A Contracorriente
Enrique Arias Vega