Una Valencia patas arriba con problemas cronificados a menos de 6 meses de elecciones. Las promesas vuelven, las soluciones esperan

La Valencia que deja Ribó y Sandra Gómez a menos de seis meses de las elecciones da miedo, aterra, aunque ahora vuelvan a ponerse todos la careta electoral y de nuevo lleguen las promesas, otra vez. La realidad de los 750.000 valencianos y de los miles que acuden a  trabajar o estudiar cada día es otra muy diferente a la que se vende desde los medios y canales oficiales. Una cocina de «FakeNews» desde la propia alcaldía y vicealcaldías. Cada cuál intentando sacar provecho propio, pero muy alejados de la realidad.

Los problemas de cada día se eternizan

Las quejas de los vecinos de la Ciudad siguen en aumento. Falta de limpieza, cuidado de los jardines y problemas con el propio Ayuntamiento copan las quejas en aumento de un Ayuntamiento opaco y que no responde a la ciudadanía. Que ignora al Síndic d’Agravis, e incluso amordaza la labor de oposición.

La nueva contrata de jardinería no responde a las expectativas, ya que muchas de las actuaciones se quedan cortas y a medias. Parece que el «show» es vender el gran número de actuaciones, aunque para ello se pode una rama de cada árbol de una calle. Lo que parece importar es el núemro de actuaciones y no que se resuelvan los problemas.

La limpieza es otro de los problemas recurrentes, con vecinos que piden como los de San Antonio saber los días de baldeo y llevan 6 meses esperando respuesta. Desde el Consistorio se asegura se realiza cada semana, pero allí aseguran que poco se ve a las patrullas de baldeo y exigen saber las actuaciones concretas.

Los problemas de inseguridad

Los problemas de inseguridad y problemas de convivencia aumentan en una ciudad con cada vez menos agentes patrullando. Solventan los problemas publicando campañas y caros decálogos de convivencia que ni las autoridades municipales cumplen. Es combatir la delincuencia con pistolas de agua, un sinsentido propio de dementes o ignorantes.

Cada año se jubilan de media más de 200 agentes, y con le ley de segunda actividad, aquellos agentes de más de 30 años en el cuerpo y con más de 60 años, pasan a segunda actividad. Custodian edificios municipales, están atendiendo al público, pero no patrullan. Una plantilla policial cuya media de edad supera ya los 54 años… Pero este año se incorporan 160 agentes. Desde 2015 se han incoporado menos de 250 agentes. Hagan ustedes cuentas de las jubilaciones, y de las incorporaciones, los números siguen siendo negativos.

La ciudad de los atascos

Valencia se ha convertido en la ciudad de los atascos contínuos. Una cidad que era fácil de circular ahora siempre está atascada. Pero se sigue jugando a lo mismo que jugaba el anterior gobierno, desplazar las unidades de análisis de calidad del aire a zonas peatonales o incluso a cementerios… «No es más ciego que el que no quiere ver», y aquí el Ayuntamiento se tapa la cara para no ver que la contaminación aumenta debido a los atascos contínuos.

Las palabras en un pleno del propio vice-alcalde Sergi Campillo hace unos años ya dejaron muy claras sus intenciones.

«Claro que dificultamos a los coches la circulación, lo hacemos adrede, no queremos coches en las calles de valencia»

Dicho y hecho, carriles bicis sin sentido, estrangulamiento del tráfico y secuencia semafórica imposible. Ellos tienen las llaves para atascar Valencia y así lo han hecho. Han conseguido sea imposible circular. Pero con ello han conseguido que también los servicios de emergencia lleguen más tarde a las emergencias o haya caído en picado la velocidad media de la flota de la EMT.

Las drogas han vuelto con fuerzaa las calles de Valencia

Los problemas de tráfico de estupefacientes han vuelto a las calles de muchos barrios con fuerza. Malvarrosa consiguió erradicar este problema de los 90 y ahora vuelve a las Casitas Rosas. También en el Cabanyal, un simple paseo te hará que tengas ofertas de múltiples sustancias ilegales en cada esquina. Velluters, Orriols con sus narcosalas,…los problemas nunca se fueron y ahora se multiplican.

Un pilar importante es la presión policial, pero otro no menos capital es la atención social. Los servicios sociales en Valencia están desbordados y con una larga lista de espera. No hay vivienda pública, y el propio Ayuntamiento permite que parte de la suya esté ocupada ilegalmente. Las políticas sociales han hecho aguas en el autodenominado como «govern de les persones» que finalmente deben referirse sólo a su ejército de asesores/palmeros y de estómagos agradecidos. Colectivos a los que cada poco riegan con dinero público.

El dinero, a los amigos y a los bancos

Un Ayuntamiento que ha reducido drásticamente su deuda por la total falta de inversión y la subida de impuestos. Ha aumentado la recaudación por ingresos, pero también la cantidad de multas de los nuevos inventos del consistorio municipal. Casi 250 millones de euros en el banco. Los superávits se han dedicado a amortizar deuda, pagar bancos, eso que desde el PSPV se negaba y ahora hace con gusto su concejal Borja Sanjuán con su cara indumentaria y sus zapatillas de cientos de euros.

Dinero para fomentar el odio entre valencianos y el genocidio cultural a la cultura valenciana siempre hay. Al Micalet, cuyo presidente Antonio Pardiñas fue candidato de Compromís y fue colocado por Ribó como Jefe del Servicio de Jardinería en el propio Ajuntament de Valencia. También a Escola Valenciana, para que señale comercios, colectivos y personas y adoctrine menores para que señalen a éstos y posiblemente se ejerza violencia contra ellos.

Devolvemos dinero de subvenciones para el fomento de empleo, la vivienda, la juventud o servicios sociales. Parece que ahora nos sobra el dinero, pero en lo que necesita la gente, nunca hay, eso sí, billetes no faltan para los estómagos agradecidos de los acólitos catalanistas.

Los barrios en pie de guerra

Cada vez son más los barrios que contestan al propio Ayuntamiento por su total dejadez en los mismos. Las inversiones se ciñen a proyectos municipales impuestos sin consenso vecinal o a carriles bici peligrosos, mal diseñados y que incluso contravienen las normas de tráfico de la DGT.

Los problemas de los vecinos se eternizan, parece que no son importantes. Que miles de jóvenes cada fin de semana orinen en los patios de la Calle San Vicente, vomiten en sus aceras o interrumpan la circulación con sus fiestas no importa a Ribó ni a Sandra Gómez.

Tampoco importa la gran preocupación de que se construya un macrohotel-residencia de estudiantes en San Antonio, que llevará a más de 1.000 jóvenes a un barrio sin dotaciones públicas. A los vecinos les aseguran que trabajan para parar este modelo de ciudad, pero colaboran vendiendo parcelas municipales para que se ejecute el proyecto.

Que los vecinos de media ciudad se quejen de botellones constantes y que no pueden dormir importa un pito a los dirigentes municipales, como ya hemos visto.

¿Y las inversiones pa’ cuándo?

Pan y circo, los vecinos votamos en un Decidim Valencia completamente manipulado al antojo municipal, que después ejecuta o no en virtud de su conveniencia. Ahora se están realizando los proyectos votados en el Decidim de 2018. eso sí, se cuelan en los mismos cosas no pedidas por los vecinos, y se manipulan al antojo de las autoridades municipales.

Hay barrios que no ven un euro de inversión real en años, pero como bien ha dicho Campillo, «no invertimos todos los años en todos los barrios porque hay muchos«. Aunque eso ya lo deberían de haber sabido cuando desde la oposición criticaban las inversiones municipales por barrios.

Desigualdad entre vecinos que fomentan desde el Consistorio y la creación de nuevos problemas, pero la «casta política» y sus privilegios es otra cosa. El Sheriff Ribó y sus secuaces Gómez y Campillo parecen ignorar la ley a su conveniencia.

La ley para todos

Grezzi y Ribó circulan por encima de la acera, un hecho prohibido por la ordenanza municipal, pero no son multados, ¿quizá porque están por encima de la ley?.

La Constitución española es clara: todos los españoles somos iguales. Pero parece que la Casta política es especial. Así, no Señor Ribó, no más opacidad ni mala gestión. No más solgans electoralistas ni insultos desde su gobierno al mensajero.

No más fascismo ideológico

Algunos ya estamos hartos de los insultos, gritos, malas formas y desprecios de su gobierno municipal. No sea usted un Donald Trump y déjese de elegir quienes podemos o no imformar, usted no es el emperador romano que elige quién vive o quién muere.

Sandra Gómez, deje usted de slogans y controle a su equipo que se comporta como una dictadura franquista, con amenazas, insultos y malas formas a quien osa contradecirles. No es lógico que una vicealcaldesa quiera extorsionar a vecinos pidiéndoles que no hablen con un medio de comunicación para así intentar resolver sus problemas…¿Y la libertad dónde quedó?. Esto no es Venezuela…

Seamos coherentes y trabajemos por el bien de la Ciudad, dejen ustedes de mirarse a sus estómagos y trabajen, que la Ciudad está patas arriba. Los ciudadanos esperan de ustedes que no les dejen tirados una vez más. Hay muchas necesidades que atender y poca voluntad política de solucionarlas. No nos den la razón y pónganse a trabajar.