Los vecinos de Orriols se resisten a que salir a la calle en su barrio pacífico de toda la vida y estar a la fresca sea sólo para trapichear y delinquir. Por eso hacen «quedadas» a la fresca para disfrutar de su barrio pacífico, intercultural y dverso. Pero que desde hace algunos años, por la ocupación ilegal de más de cien pisos ha aumentado la delincuencia, convirtiendo muchos de esos pisos ocupados en narcopisos donde se vende y consume droga.
Los vecinos se resisten a ello y además de manifestaciones cada semana organizan actividades para ocupar el espacio público de todos. Así, hace unas semanas enm la zona más conflictiva se juntaron para pintar y departir. Una protesta ingeniosa y que quiere mostrar a las autoridades que siguen con su lucha, que se pongan las pilas.
Esta tarde a las 19:30h quedarán en el cruce de San Juán de la Peña con Padre Viñas.
Mañana, 19:30h, volvemos al cruce de San Juan de la Peña con Padre Viñas para #pintarenlacalle 🎨 #Orriols es más que una zona de trapicheo. Vente con el cuaderno de dibujo, caballete, aguja de hacer punto 🧶 o ganchillo, o solo a pasar un rato agradable! pic.twitter.com/AZtYZwf383
— ORRIOLS EN LUCHA (@LuchaOrriols) June 12, 2022
Los problemas persisten
Los problemas persisten en este barrio valenciano desde hace años. Sólo la presencia y presión policial hace aminorar los problemas. los propos vecinos advierten que cuando la policía se retira los problemas vuelven.
La solución ha de ser integral, y la policía local sólo se le ocurrió detectar los pisos ocupados ( un centenar en el barrio) y mandar cartas a los grandes tenedores, tales como entidades bancarias y fondos de inversión. Pero ninguno de éstos respondió a ua carta que les advertía de la ocupación de sus inmuebles.
Unos y otros prefieren mirar hacia otro lado y los perjudicados son los vecinos. Ha de establecerse un Plan de choque conjunto entre las distintas administraciones y luego complementarlo con proyectos ciudadanos, lúdicos, educativos y sociales.
Una solución integral que parece no llegar nunca
Los servicios sociales desbordados por la falta de medios y personal han de trabajar en el barrio por intentar mejorar la vida de los vecinos más vulnerables. Unas actuaciones que nunca acaban de arrancar con fuerza.
Mientras, los vecinos seguirán aportando imaginación y ocupando las calles para echar a los delincuentes de su barrio.
