Ayer un pequeño grupo de pacientes del Hospital de Torrevieja se desplazaron casi 200 kilómetros hasta el Cap i Casal. Hacía dos meses que habían solicitado una reunión con un alto cargo del Consell para explicarle la situación de extrema gravedad que vieve el Departamento de Salud de Torrevieja desde su reversión en octubre del pasado año. Pero se encontraron con un Palau de la Generalitat Valenciana casi vacío, y que finalmente una secretaria de comunicación les atendió derivándoles a otra, vamos que casi se reúnen con el bedel.
Ni Chimo Puig, ni el Conseller de Sanitat ni ningún alto cargo del Consell ni de la Consellería de Sanitat se dignaron a aparecer para reunirse con usuarios del Departamento de Salud. Lo que encendió los ánimos de los asistentes, que trajeron a un grupo de personas con pancartas y pitos.
«Chimo Puig nos desprecia, allí nos están matando y aquí Puig y su Consell no quiere ni escucharnos».
Una «tensa reunión»
La reunión con la secretaria de la secretaria de la secretaria fue tensa. Un médico, trabajadores y usuarios acudían representandos por alguna persona. Pero según comentaron, al minuto uno de la reunión tuvieron clara la nula empatía por parte de la Generalitat Valenciana con sus graves problemas.
«Nos han oído pero no escuchado. Nos han dado una palmadita sin más y casi acusado de victimistas y exagerados, es una vergüenza cómo la Generalitat Valenciana trata a Torrevieja y a la salud de las personas».
Así relataban los asistentes a la reunión la misma, visiblemente enfadados por el trato recibido desde el Consell de Chimo Puig.
En la calle pitos y pancartas
Al grito de «La reversión de Chimo es un Timo» casi 20 persoans en la puerta de la Generalitat portaban pancartas. Todos usuarios del hospital que relataban a transeúntes y medios allí presentes la realidad de su día a día.
«Hay personas que han fallecido esperando atención médica». Como ocurrió el pasado verano y aún no ha habido cese alguno ni explicación por parte de Sanitat. También aseguran que desde la reversión ideológica «cada día va a peor». «Las pruebas quirúlgicas se eternizan y las promesas se han esfumado».
Acusan a Chimo Puig y a Sanitat de haber mentido a los sanitarios, a los que tratan de manera desigual que el personas estatutario de Consellería. Son personal laboral a extinguir y por tanto ni tienen el mismo suelo, ni los mismos derechos laborales. Además, 30 profesionales del servicio de laboratorio de una empresa externa que en su día contrató Ribera Salud no se han incorporado como personal laboral. Con lo que su trabajo pende de la decisión de un gerente ideológico que parece «los tiene amenzados con perder su trabajo si protestan».
Ni calidad asistencial ni derechos laborales
Esta reversión ideológica se basa en eso, simple ideología. Aquí no valoraremos qué modelo es el correcto, pero lo que dicen loos usuarios es que «lo que funciona no se toca. Antes el Departamento de Salud funcionaba y ahora es un desastre donde muere gente y la salud de las personas se ve perjudicada».
En un informe realizado por un organismo independiente que mide la calidad asistencial y los costes se asegura que la actual gestión cuesta casi 50 millones de euros más a los valencianos cada año y que la calidad no se puede medir porque los actuales gestores lo impiden. Una transparencia perdida.
La realidad es que la falta de profesionales sanitarios es evidente y los problemas laborales derivado de la desigualdad laboral es constante. Los derechos alborales parecen no existir para la Consellería de Sanitat supuestamente socialista.
Unos problemas que van a más cada día
La situación de este Departamento de Salud es crítica. Ya hay una población que ha pedido a Murcia que sus vecinos sean atendidos allí ante el colapso de Torrevieja. Unos problemas que se extienden desde primaria, especialidades, urgencias y hospital. Una gestión evidentemente nefasta y que tiene consecuencias para los habitantes de la zona que ven cómo la Generalitat Valenciana juega con su bien más preciado, su salud.
Chimo Puig tiene un problema muy serio y evitarlo, negarlo, mirar hacia otro aldo ha hecho que el problema se acercente. Ahora despreciar a los habitantes de la zona sólo va a conseguir que se «encabronen más».
La estrategia no sólo en equivocada, es suicida para los intereses electorales del PSPV y Compromís, responsables de esta barbaridad.
Jugar con la salud de las personas y con su vida, no sólo no es ni socialista ni progresista, es mezquino y habla de la catadura moral de nuestros dirigentes políticos.