Enrique Arias Vega: Ucrania, en sus horas bajas
Rusia está llevando la iniciativa en su guerra de agresión a Ucrania, tras dos años con el conflicto empantanado. No en vano hay una enorme diferencia de recursos y de capacidad militar entre los contendientes. Ucrania, además, experimenta la fatiga de una guerra sin fin y con un arsenal que se va limitando poco a poco según sea o no la generosidad de los aliados occidentales en proveerles de él.
Occidente, en esta guerra tiene sus limitaciones, que van desde los rifirrafes entre demócratas y republicanos en Estados Unidos, hasta el miedo europeo a debilitarse mientras se involucra más y más en el conflicto. Dicho de otra manera, Ucrania se está quedando sin munición.
El otro aspecto preocupante del conflicto es el del personal. El régimen de Kiev está haciendo llamamientos a aquellos conciudadanos que en primera hora huyeron del país y de la guerra para que se incorporen al frente a luchar por su nación. Pretensión nada fácil por el natural interés de los individuos en preservar su propia seguridad.
Mientras esto sucede en el lado ucraniano, Putin está haciendo ostentación de su poderío militar, contando incluso con el apoyo de terceros países, como Corea del Norte. Además, su retórica, en vez de ser más complaciente resulta más agresiva, amenazando incluso con una guerra nuclear si Occidente se inmiscuye más en unas hostilidades que los rusos iniciaron y que piensan continuar hasta desnazificar a Kiev, como dice en su propaganda.
Esa retórica de Putin conlleva no sólo apoderarse de los territorios que considera propios, sino acabar con el régimen de Zelensky como paso previo a un nuevo orden mundial. De ahí la necesidad de Occidente de apoyar sin fisuras a Ucrania en esta hora difícil del conflicto.