Luisa C. Perosán : “Europa, el próximo tercer mundo”.

– La tercermundización de Europa es ya un hecho. No faltan décadas, en solo unos años, Europa será irreconocible.

Y esto no es casual, no tiene que ver con cambios fortuitos. Los cambios han sido propiciados, e incluso, me atrevo a decir que, en algunos casos, planeados. No hacen falta unos “amos secretos del mundo” el mundo siempre ha tenido el mismo amo desde la industrialización, y es el dinero. Europa será destruida cultural y económicamente porque así el dinero quedará cada vez menos repartido. La clase media está acabada, o tan mermada, que prácticamente es residual y en España, por ejemplo, solo puede aspirar a ese calificativo un funcionario.

¿Cómo ha ocurrido esto? Pues no ha sido demasiado complicado teniendo en cuenta que un traidor bien pagado, es más efectivo que una guerra y que la complicidad de las victimas era más que previsible. Buenismo, mentiras y unas políticas suicidas en lo económico (agenda 2030), combinadas con una permisividad ridícula y la consigna envenenada de la multiculturalidad, que es el caballo de troya que nos dará el golpe de gracia.

Ya en los ochenta, se extendió una falsa moral del éxito que vendía su mercancía averiada como nueva religión.

Tenías que aspirar a ser un yuppie, una persona con un sueldazo, con un cochazo, con un piso maravilloso, y a ser posible, soltero para poder disfrutar más de la diversidad sexual que ya se veía con buenos ojos. Esto se puso de moda con gran facilidad a través del cine y series de televisión, creando millones de jóvenes frustrados que ya no volverían la vista atrás, y perseguirían esa zanahoria mientras incansablemente tiraban del carro. Estos jóvenes renunciaron a tener hijos, o lo retrasaron todo lo posible.

Las consecuencias son visibles, una Europa envejecida y descompensada. A esto tenemos que añadirle que a finales de los noventa el acceso a la vivienda se encareció de una forma completamente absurda, y un piso de segunda mano de cinco millones pasó a costar veinticinco. Para que esto no desanimara a los sufridos compradores, se dieron créditos y se concedieron hipotecas sin ton ni son.

A principios de los años dos mil, te daban una hipoteca de treinta millones de pesetas presentando el carnet de la biblioteca o el del videoclub.

Y por descontado, el euro nos encareció de golpe todo en un 68%. En unos años, como era previsible, este castillo de naipes cayó. Surgiendo así un nuevo problema creado artificialmente, la escasez de vivienda y el acceso casi imposible para una mayoría de jóvenes, y no tan jóvenes. ¿Solución? Legalizar el robo de las propiedades creando la okupación como movimiento y extendiendo el relato lastimoso de los desahucios.

Estos problemas, han sido creados artificialmente con un único fin, y es acabar con la soberanía de los paises, algo que ya es un hecho gracias a los políticos mercenarios que parasitan en Bruselas.

La inmigración es una constante en la historia, pero nunca había sido tratada de esta forma. Siempre existieron fronteras, las nacionalidades no se regalaban y muchos inmigrantes volvían a sus paises de origen una vez cumplidos sus objetivos.

Nos vienen vendiendo desde hace veinte años que necesitamos inmigración.

Desgraciadamente, ahora, esto es un hecho. De las primeras oleadas, que era en su mayoría inmigración legal y después legalizada, (afortunadamente hispanoamericanos) han venido nuevas generaciones, que en muchos casos no se identifican con el país de acogida de sus padres, y o bien están divididos, o son claramente apátridas. Estos apátridas era una de las cosas que se estaban buscando, un mundo globalizado no puede tener fronteras, ni patrias ni paises soberanos.

Un apátrida siempre verá el mundo como un catálogo de oportunidades y se moverá según su conveniencia. No opondrá resistencia a ninguna imposición porque no lo verá como un problema propio, sino más bien algo de lo que puede escapar cogiendo un avión o un barco. Y esto no solo es válido para hijos de inmigrantes, a la juventud de nuestro país también se la está educando para que vea el mundo de esa forma, y que les dé lo mismo vivir en Barcelona que en Wichita.

Por si esto no fuera suficiente, la inmigración ilegal fomentada e incontrolada se ha acelerado de forma vertiginosa en los últimos años.

Ya no existen las fronteras. Europa está abierta de par en par. Las mafias se hacen de oro, las ONG también, se importa tercer mundo con un efecto llamada sin precedentes. Son votos seguros para los políticos traidores y a unas malas, pueden ser hordas que se enfrenten a una población levantisca. Los hijos de estos inmigrantes jamás se verán ellos mismos como españoles, ni como europeos.

Pero este paraíso prometido tiene sus días contados.

Mohamed y Amina viven cómodamente de las ayudas sociales, y traen hijos al mundo como un negocio seguro, (unos cuatrocientos euros o más por churumbel). Sus hijos no tendrán esas ayudas, ellos, con el tiempo, tampoco. Los paganini irán muriendo, y el remplazo no tiene ni preparación, ni procede de la misma cultura del esfuerzo que les ha dado de comer.

A las pruebas me remito, su presencia aquí, a la sopa boba, lo confirma.

Por lo tanto, cuando Europa sea África estas masas se intentarán mover hacia otras partes del mundo, pero entonces las fronteras si existirán. Las nacionalidades dejarán de estar de saldo y la movilidad también se verá reducida. Intentarán volver a los paises de origen de sus padres y allí serán vistos y tratados como extranjeros.

Asia, posible destino de estas masas apátridas no acogerá una población que posiblemente no necesite. Europa se pudrirá y como mucho, se convertirá en destino turístico para asiáticos que se pasearán por sus mal conservadas ruinas. Muchos paises (entre ellos el nuestro) serán balcanizados y pasarán a ser una satrapía Iraquí o un califato Saudí.