Delitos de odio

Enrique Arias Vega: «Delitos de odio»

No sé si se pueden tipificar o no los delitos de odio, pero odio, haberlo, haylo. Este pecado individual y a veces colectivo tiene diferentes  manifestaciones, En ocasiones, es simplemente verbal; otras, gestual y simbólico, y las más graves de ataque a las personas. En el fondo, no es más que la exacerbación de la palabra de moda en 2023, polarización, que consiste en negarle al que no piense como tú el derecho a manifestarse y en el caso más extremo a su simple existencia.

Esta reflexión viene a cuento del linchamiento de unos monigotes que representaban a Pedro Sánchez, con la vesania propia de las acciones de este estilo. No es un hecho aislado, no, pero sí que es sintomático. Tampoco es exclusivo de la derecha, por supuesto, pero es suficientemente grave para que merezca un reproche penal, lo mismo que otros hechos que se han salido de rositas, como la quema de figuras del rey o pintadas deseando la muerte a personajes de uno u otro signo.

También, todo hay  que decirlo, ese tipo de conductas se produce en todos los países y si vemos el mapamundi son más las naciones en las que se llevan a cabo que las que no. En los casos más suaves son simples amenazas o acosos al rival político, siguiendo en esa escalada pasamos al terrorismo o a la estricta y brutal guerra.

El hecho de la generalización de semejantes actitudes no debe llevarnos a ser más benévolos con las que suceden en nuestro país. Ya hemos visto la progresión indeseada de lo que en el fondo es violencia pura y dura y el que nuestra legislación ampare la libertad de expresión no debe de ser excusa para exonerar del debido castigo a los incitadores de la violencia.

A Contracorriente
Enrique Arias Vega