La Banda Municipal de Valencia continuará sus protestas contra la decisión de traspaso de sus plazas al Palau

La Banda Municipal de Valencia se ha vuelto a concentrar frente al Consistorio Municipal para protestar contra la decisión del Ayuntamiento de trasladar sus puestos de trabajo de funcionarios municipales al Palau de la Música.

Esta curiosa protesta ha consistido en tocar varias veces marchas fúnebres para llamar la atención sobre su situación que asgeura será la muerte de la Banda Municipal de Valencia.

El Ayuntamiento pretende trasladar a los 66 músicos, que han sacado su plaza como funcionarios de carrera municipales al Organismo Autónomo del Palau de la Música. Una medida que rechazan los 66 funcionarios músicos.

Advierte la portavoz de los músicos, que es su abogada de las nefastas consecuencias que acarreará esta decisión. «Ya vemos cómo la Orquesta de Valencia que hace 11 años se transfirió al Palau está en unas condiciones de precariedad abosultas». Muchas de las plazas están sin cubrir tras vacantes por jubilación y se ha de tirar de bolsa ad hoc para poder efectuar los conciertos en muchas ocasiones.

Igualmente recuerda que en su día se les pidió permiso para poder transferirlos. «Ahora intentan con una triquiñuela legal evitar que los músicos se pronuncien».

Así, se ha iniciado un cambio de estatutos para poder transferir los funcionarios del Consistorio Municipal al organismo autónomo.

Una medida de la que la portavoz y abogada especialista en derecho administrativo duda de su legalidad.

«La concejal responsable no nos escucha y sigue anclada en su postura, ignorando la voluntar de los 66 músicos a su cargo».

Los músicos continuarán con sus protestas hasta que se les escuche. Porque la voz es unánime. Pero cuentan con el rechazo a su posición del propio Director, que fue nombrado a dedo por la actual concejal.

Los músicos atemorizados por el Director de la Banda que fue nombrado a dedo por la Concejala

Advierte la portavoz que en junio pasado pretendían realizar una pequeña protesta en el descanso de un espectáculo en los Jardines del Palau. Protesta comunicada previamente a la Delegación del Gobierno. Denuncia que fue el propio director el que les advirtió que si no deponían su actitud y realizaban als protestas tendría consecuencias. Unas palabras que para muchos sonaron como una velada amenaza.

Un ataque directo a la libertad de expresión intolerable en democracia y que trataba de acallar y de atemorizar a los músicos.