Hace casi 39 años, concretamente en Octubre de 1.982 el entonces alcalde Ricart Perez Casado inauguraba el monumento a las víctimas que perecieron en la riada de 1957 de Valencia. Cuando se cumplían 25 años de la efeméride.
La «Riuà»
La Riuà tuvo lugar el 14 de octubre de 1957 y en ella perecieron 81 personas. El día 13 de octubre de 1.957, en las aguas cuenca arriba se dieron precipitaciones de más de 300 litros por metro cuadrado, a las que se unieron el propio día 14 con otros 100 litros.
Las aguas enbravecidas del Turia originaron dos crestas de crecida a cada cuál más violenta que la anterior, lo que inundó gran parte de la Ciudad de Valencia.
81 personas perecieron y el agua en algunos puntos de la Ciudad superó los 2 metros. Fue una tragedia nacional, y se llenó de barro la Ciudad y amplias zonas cercanas. Fue el punto de partida donde se decidió desviar el cauce del Turia para evitar inundaciones en la Ciudad.
El monumento
En octubre de 1982, a los XV años de la inundación catastrófica de Valencia por las aguas desbordadas del río Turia, en 1957. Se inauguró, por el alcalde de Valencia, Ricardo Pérez Casado en 17 de octubre de 1982, un monumento.
Obra del escultor Ramón de Soto Arándiga, de líneas muy esquemáticas en dos como cuerpos rectilíneos, cubistas, que, en su elevación de 16 metros, casi vertical. Quiere glorificar a los que entonces y en otras riadas perecieron.
El material es piedra artificial por encofrado, y la obra se realizó en brevísimo tiempo.
Está situado en la explanada de la antigua Estación de Aragón, rodeado de una pequeña alberca y de una llama perenne de recordación y afecto.
El pasado 22 de febrero, hace 6 meses ValenciaNews publicamos el primer artículo sobre los daños evidentes de la obra, el deterioro por dejadez y las nulas reparaciones. Un mes después, advertimos del mal estado del mismo, con evidentes grietas y forjado a la vista.
Han pasado 6 meses desde entonces y nada se ha hecho por parte del Ayuntamiento de Valencia. Fuentes del servicio de Patrimonio Municipal aseguraron que en una visita de técnicos al lugar advertidos por nuestros artículos habían apreciado un dano evidente, pero pensaban que no peligraba la estructura del mismo.
Unas costosas reparaciones para las que una vez más no había presupuesto
Así, aseguraban que las reparaciones serían costosas y en primeras estimaciones superarían lo 70.000€. Así, el servicio de patrimonio aseguraba una vez más, no tener presupuesto para ejecutar la obra y esperaría otra anualidad a tenerlo.
Seis meses después, los daños cada vez son mayores. El agravamiento de las patologías es evidente, ya que el forjado interior de las columnas es visible desde el exterior en una de sus bases. Junto a la lámina de agua del monumento, que acelera el proceso de oxidación y el riesgo.
La lámina de agua acumula suciedad y las malas hierbas crecen en el entorno de un monumento utilizado como mural de pintadas, botellódromo o lugar de pernoctación de personas sin hogar.
Nunca se llegó a utilizar el pebetero con llama perpetua y este monumento ha pasado desapercibido durnate décadas por los valencianos y las autoridades.
El Consistorio ignora además el mandato de la Junta de Distrito de Exposición
La concejal popular Marta Torrado llevó una moción a la Junta de distrito del Barrio de Exposición para la reparación urgente de este monumento. Una moción que contó con el apoyo de todos los grupos. Hace casi 6 meses y el expediente de la obra ni se ha iniciado aún.
El Ayuntamiento ignora los daños, olvida el patrimonio municipal y hace caso omiso del propio mandato de la Junta de Distrito. Una vez más, un patrimonio municipal completamnete abandonado a su suerte.
Esperemos no tener que lamentar como el caso del panel cerámico de Corregería su caída. Entonces las llamadas de axuxilio fueron evidentes y constantes ante la dejadez municipal. Ahora la historia se repite otra vez más.