El odio y la xenofobia instaladas en la televisión pública valenciana y en la Consellería de Educación

Una educación en valores en fundamental para la salud de la democracia, valores como la igualdad, el respeto al prójimo, la lucha contra el racismo, la discriminación sexual, la xenofobia, la homofobia son básicos en cualqueir sociedad justa y demócrata. ¿Pero qué pasa cuándo los que han de educar y dan ejemplo practican justo esas fobias?.

Carolina Ferre, presentadora de Aa Punt es un claro ejemplo sobre la xenofobia y el señalamisento público para que otros actúen contra ciertas personas por su origen.

A un desafortunado comentario sobre la candidata noruega a Eurovisión, que vivía en Alfas del Pi sobre que no se «saben integrar en la comunitat valenciana» ha desatado la lengua viperina de la presentadora de la televisón pública.

«Fil real d’apropiacio d’un territori que s’agenolla al foraster i ens fa sentir de fora als autoctons. No crec que passe fora d’Espanya».

Estas palabras de la presentadora de Aa Punt esconden una clara xenofobia y odio hacia las minorías asentadas en la Comunitat Valenciana, y aunque el tweet fue borrado, sigue el hilo del mismo.

Acabando metiéndose contra no sólo los noruegos residentes en la Comunitat Valenciana, sino también con los croatas y manchegos. Un ataque xenófobo que persigue «la inmersión lingüística del catalán».

Aa Punt, la televisión pública de los valencianos no puede consentir que uno de sus presentadores estrella reparta «carnets de valencianismo». No puede consentir que se señale públicamente a una parte de la sociedad, proque si no, estará colaborando con la xenofobia y el señalamiento y no tendrá cabida en la sociedad. Los fines de la televisión pública van justo en sentido contrario. Ha de actuar contra esta activista política radicalizada que practica señalamisentos públicos y xenofobia utilizando su imagen pública que le da la televisión como altavoz.

¿Y si le damos la vuelta al tweet?

Yo me siento así Carolina con los independentistas catalanistas que me obligan a utilizar sus formas y cultura y desplazan mi cultura valenciana. Recordemos si no los ataques directos a la cultura valenciana y a las fallas por la escena satírica de las pasadas Fallas en Convento Jerusalén, falla ganadora del primer premio… «de fora vindràn que de casa te tiraràn» como bien dice el dicho valenciano. Y cómo los que tú defiendes atacaron a las Fallas y a su sátira…»todo no vale» decían entonces.

Pero lo que subyace es el odio a los que no piensan como uno mismo, eso es fascismo puro y duro. Que puede ser de extrema derecha o de extrema izquierda. La libertad individual acaba cuándo se transgrede la del prójimo  y atacar por ser diferente va contra todo símbolo de justicia e igualdad.

El Conseller Marzá y Compromís señalan desde la Consellería de Educación

Todo esto es más grave cuando el propio Conseller señala a locales y da subvenciones a los que señalan a profesores, locales a los que pegan pegatinas en sus escaparates y al final crispan la sociedad. Todo ello fomentado con grandes cantidades de dinero público. Mientras se descuida la sanidad y la educación. «No habrán profesorado suficiente para fomentar la educación, no habrá profesionales que nos ayuden a tajar la pobreza mediante programas educativos, pero podrás pedir en la puerta del supermercado en perfecto catalán».

Un Conseller amigo y colega de Carolina Ferre, un conjunto de estómagos agradecidos con el régimen que desde su casta de bolsillos llenos se permiten juzgar utilizando los medios públicos.

Un auténtica barbaridad, de un Poble Valencià bilingüe que a los largo de los siglos ha convivido en paz con distintas culturas. Ahora los que van de fomentar la interculturalidad son los mismos genocidas culturales que imponen tradiciones ajenas venidas del norte. Los mismos que señalan a cualquier otra población o minoría que no les complazca, modelos hitlerianos fomentados desde el propio Conseller de Educación Vicent Marzá. Los mismos de Carolina Ferre según parece.

Una extrema derecha y extrema izquierda cada vez más próximas y radicalizadas que no llevan a nada bueno. Las guerras no benefician a la sociedad, sólo a unos pocos que venden armamento y comercian con la vida de las personas y sus necesidades. Pero algunos no tienen escrúpulos y sólo buscan el «negoci», como Marzá y su «catalanisme de subvencions».

Vicent Marzá redobla su estrategia independentista de su entelequia de los «países catalanes»