Luisa C. Perosán: » Pasar la ITV»

– Pasar la ITV es una de las experiencias más desagradables que nos hacen sufrir.

Una forma más de rascarnos el bolsillo. Pasar la ITV son muchas veces horas de espera, hasta que ese señor desagradable y chillón te hace pasar con tu coche a los distintos potros de tortura, donde tu vehículo sufrirá sacudidas, y lo pondrán al límite tantas veces como puedan, con la esperanza de cargarse lo que está bien. Tirarte para a tras con cualquier excusa, como decirte que una bombilla de la luz de freno no funciona, cuando es evidente que sí. La gente que trabaja en esto debe estar tremendamente mal tratada, porque no se comprende de otra forma esa mala leche. Si ya de por sí, pasar la inspección técnica de tu vehículo es una amarga experiencia, ahora además se ha complicado.

Otro «regalito del Botánic», pasar a la gestión pública este suplicio.

Hacerlo como todo, poniendo al frente gente que o no trabaja o no sabe hacerlo. Previsión cero. El caos es generalizado, es imposible pasar la ITV por ejemplo en Catarroja. No hay cita previa, lo único que se puede hacer es acudir con tu coche y esperar cuatro o cinco horas, a ver si hay suerte y puedes pasar el trago sin que te hagan volver porque el limpiaparabrisas está gastado.

Lo más chocante es que si bien las citas previas en la página están al completo, si acudes a una estación por ejemplo en Utiel, solo hay cuatro vehículos y puedes pasarla en media hora, porque de esas citas no acude nadie. Un gran misterio.

Te obligan a pasar la maldita ITV, te multan si no la has pasado en la fecha indicada, pero no puedes hacerlo, porque a unos politicuchos se les pasó por la cabeza hacerla pública, seguramente para colocar a otra caterva de colegas y allegados cobrando un pastizal. Cualquier excusa es buena para ir repartiendo sueldos con dinero público.

Con el cambio en la Generalitat y el ayuntamiento, el único movimiento detectado para solucionar este estropicio es el cambio de culo que se aposentará en el sillón de la dirección.

El “objetivo” de La Sociedad de ITV es mejorar el servicio público y que los ciudadanos no tengan que desplazarse más de 30 Km para pasar el tormento.

¡Enhorabuena! Ahora tendrás que irte, por ejemplo, a Motilla del Palancar si no quieres comerte una o dos mutas de doscientos pavos. Un exitazo. También puedes irte a Albacete y de paso haces turismo.

No es que esté a favor de que sean de gestión privada, en realidad a mí me la trae al pairo quien me roba. Solo pido que sean eficaces y no me hagan sufrir. En vez de ser más eficientes, e invertir para que los puestos de trabajo se mantengan, mejorar el servicio, y mantener fetén las instalaciones, han decidido “invertir” ochenta millones de euros en crear tres estaciones más. Un coladero de pasta que acabará costando ciento sesenta, “porque patatas” y lo único que va a cambiar para los ciudadanos, es que nos va a costar el experimento mucho dinero, y que será un caos durante bastante tiempo. Soy terriblemente pesimista en este asunto.

No creo que sea cosa de semanas o meses, sinceramente esto creo que va para años.

Personalmente no pienso dejar ni un céntimo en pasar la ITV en Valencia, me iré donde el servicio sea mejor. No tengo ninguna confianza en la nueva gestión. Creo que, como todo, solo servirá para llenar bolsillos de los afortunados militantes de turno. De momento, el anterior director se mantiene (no sé porque) mientras el nuevo director va aterrizando, y (me va a salir un pareado) los dos, cobrando. Es difícil ver mejoras cuando se realizan este tipo de maniobras, lo normal es que la cosa acabe peor en todos los aspectos.

Cuando se pasó a gestión privada se encareció, porque había una prueba de sonometría que era una excusa para clavarte casi doce euros más. Ahora se ha eliminado, pero eso no compensa el terrible destrozo. Personalmente y teniendo en cuenta cuanto dinero de mis impuestos se va por el sumidero, pagaría gustosa esos doce euros porque me atendieran, y lo hicieran con eficacia. A todo lo que se intenta enmendar en estas cuestiones, se le podría aplicar muy bien aquello de “no hay obra de caridad que no tenga sus malas consecuencias”.

La cosa ya iba mal hace tiempo. Tan mal, que muchos concesionarios y talleres ofrecían el servicio de pasarte la inspección.

De primero de capitalismo, ofrecer un servicio con demanda. Un servicio que no debería ser algo demandable.

Si nos ponemos en plan conspiranoico, casi parece una maniobra más, para que vendas tu coche y te compres un patinete. Ocho años más de Botánic y Valencia se hubiera convertido en una aldea Pakistaní con cabras por las calles, basura apilada ecológicamente en las aceras y sin más tráfico que el de la venta de drogas. Veremos si ahora se revierte esta tendencia, pero casi parece que no, da la impresión de que más allá de sacarse trapos sucios unos a otros, la gestión viene siendo igualmente perjudicial para el contribuyente. ¡Ojalá me equivoque!