Luisa C. Perosán: «Los Goya del cine español».

Luisa C. Perosán: «Los Goya del cine español».

Podrían haber sido los Velázquez, pero Goya como buen afrancesado los representaba mejor, así que los Oscar de Aliexpress españoles, son Los Premios Goya.

Este esperpento que lleva celebrándose desde 1987 nos cuesta un buen dinero. Siempre son los mismos, la misma mafia que mira hacia el Bardem presente, y este como si de un capo se tratara, da su consentimiento con un leve parpadeo al premio o la nominación, y la subvención hace su magia.

Es lastimoso ver como los mismos cámaras que retransmiten el “evento” enfocan lo que ocurre en el escenario y al Bardem presente casi en igual medida. Es ya un aburrimiento terminal oír todos los años las mismas idioteces, las mismas mentiras y las mismas “reivindicaciones” desde hace ya casi cuarenta años.

  • “Queremos más perras” podría resumirse en esto, pero lo disfrazan de cultura, intelectualidad y arte… Nada de esto está ni se le espera en uno de estos saraos.

Lo primero que suelen ofrecer es el presunto monólogo gracioso del inadaptado de turno, que escupe su odio en el escenario insultando a los que no son de su cuerda. Recuerdo a una jovencita con problemas de peso y mentales o a un muchachito disfrazado de odalisca flaca y que necesitaba una ortodoncia de urgencia, vomitando insensateces en ese escenario como si la cosa tuviera sentido o alguna gracia.

Cómo novedad este año, han plantado unos 800 árboles en Cantabria para compensar el CO2 emitido por la celebración de esta idiotez (la gala) lo cual no deja de ser una chorrada más al servicio de los que les reparten el dinero. Si hay que hacer el chorra, el cine español y sus miembros siempre están dispuestos.

El spot lo protagonizan un tal Javier Calvo, Javier Ambrossi y la amojamada septuagenaria Ana Belén. Se puede ver algo de esta bazofia en su página oficial, a saber, un par de señores morreándose y una señora vieja (Ana Belén) a la que le cae un piano encima. Saquen ustedes sus propias conclusiones.

Ni voy a perder el tiempo en ver las nominaciones y mucho menos aun interesarme por los ganadores, es un reparto de dinero público que llevan entre unos cuantos, los mismos que repartirán favores entre la tribu de feos, facilones, facilonas y lameculos que forman la empresa cinematográfica española. Pero si voy a emplear un tiempo en criticar esta estupidez.

  • En 2023 el cine español recaudó unos 81 millones (que habría que ver si es verdad) y recibió en subvenciones unos 163 millones, que se emplean en hacer bodrios y ocurrencias que no interesan a nadie.

El único que ha hecho del cine un negocio es Santiago Segura con su serie de películas sobre Torrente, y por supuesto fue criticado en su momento por los cursis envidiosos de siempre. Allá por los noventa había de vez en cuando un título que se dejaba ver como Airbag, pero de un tiempo a esta parte la imaginación es menos que poca y los resultados, infumables.

Tal y como está el patio ahora mismo podríamos ver en breve una película “histórica” con una Isabel la Católica enloquecida, montando una cuadriga romana a toda velocidad por aldeas de la meseta atropellando niños y perros, y con un Fernando el Católico saliendo del armario en el reino de Aragón, y cambiando la cuatribarrada por la bandera arcoíris.

Estamos acostumbrados a que esta gente del cine patrio nos represente como a imbéciles gañanes y gente esperpéntica. No se con que clase de gente se relacionan como para representarnos así, debe ser porque se mueven entre lo peorcito de la sociedad. Yo no reconozco esos personajes. Otra de las cosas que agradecería es que, ya que les reparten dinero, empleen algo en pagarles un logopeda a los actores, a ver si así se entiende algo de lo que dicen. Por otra parte, hago un llamamiento a las casas de moda diseñadores y demás profesionales para que dejen de prestarles o regalarles a esta panda de cutres los vestidos para la gala, que se los paguen ellos y así quedará todavía más patente el poco lustre que tienen. En contra de lo que pueda parecer, no son una buena publicidad. La gente no ve cine español y los actores y actrices solo son conocidos en su casa a la hora de comer.

  • El cine en España es un negocio que nada tiene que ver con atraer al público, es un reparto de subvenciones o una forma de eludir impuestos mediante maniobras de dudosa legalidad.

Es como muchas otras cosas, algo que resulta caro e inútil para su propósito, pero tremendamente dañino para nuestra imagen internacional. Prueba de ello fue la penosa adaptación de la obra de Arturo Pérez-Reverte, Alatriste. Un país como el nuestro, donde se buscan localizaciones para películas de todas partes, parece ser que solo contaba con una calle miserable con un corral de cabras para los exteriores de este comistrajo cinematográfico. Otra cosa absolutamente ridícula fue la participación de todo el elenco de actores a como diera lugar, tan absurdo fue que una actriz, Blanca Portillo, tuvo que hacer de Monje porque ya no quedaban papeles femeninos. Viggo Mortensen hablando sin separar los dientes para disimular el acento, tampoco fue una buena decisión. Esa “Madre Bardem” haciendo de monja era tan creíble como todo lo demás. Comprendo que Arturo Pérez-Reverte no quisiera líos, pero aquello fue como para que se querellara con Diaz Yanes.

Si el cine español desaparece los españoles no lo van a echar de menos.