Luisa C. Perosán: Falsa Seguridad

Luisa C. Perosán: Falsa Seguridad

Vivimos en una constante avalancha de consejos de salud, titulares advirtiendo de inminentes catástrofes que no acaban de ocurrir, de advertencias sobre el consumo de esto o aquello, y alertas de todo tipo. Normas, obligaciones, multas y leyes, y todo por “tu seguridad”.

  • Convivimos con la contradicción, pero casi nunca la cuestionamos en voz alta.

Somnolientos aceptamos normas cada vez mas restrictivas. Con nuestro cinturón de seguridad puesto, para recorrer tres kilómetros en segunda por un pueblecito, los patinetes nos rebasan a toda velocidad.

Nos obligan a llevar mascarilla en los hospitales y ambulatorios mientras entran tan campantes, personas sin ninguna vacuna e incluso con visibles casos de sarna. En las piscinas cubiertas no puedes nadar sin tu gorrito, pero puede llegar una mujer vestida con una cortina (que a saber lo que hay dentro) y se puede meter en el agua.

Nuestra industria alimenticia, así como la agricultura y la ganadería, soportan cada vez más restricciones y normas, mientras, nos cuelan frutas y verduras regadas con aguas fecales, procedentes de paises extranjeros.

  • Prohíben fumar, pero caminamos por calles llenas de orines y heces procedentes de mascotas y de humanos “con otras costumbres”.

Vemos estupefactos cómo, políticos de todo pelaje, salen indemnes de corruptelas, mientras, si un ciudadano se olvida de declarar algo a la agencia tributaria, esta se le echa encima como un acorazado y arrambla con todas sus posesiones.

Vemos cómo te pueden robar la vivienda y no solo no te la devuelven, sino que, además, debes correr con los gastos, so pena de multas altísimas. Basta con que los ladrones sean declarados “vulnerables”. Sin embargo, tras pagar tu hipoteca religiosamente, aun deberás contratar los servicios de un notario para que esté a tu nombre legalmente.

  • Hemos aceptado mansamente que nos quiten la libertad. Nos aseguran eso de “la libertad de expresión” mientras nos cuelan la existencia de “delitos de odio”.

Aceptamos acríticamente por aquello del respeto al prójimo, estupideces y aberraciones. Costumbres y culturas totalmente opuestas a las nuestras, en nuestro pais. Mientras nos prohíben hacer hogueras en San Juan, se felicita el ramadán institucionalmente.

Tener una opinión distinta de la versión oficial, te transforma inmediatamente en un conspiranoico y en un tarado con sombrerito de aluminio.

  • Cuestionar, incluso lo absurdo está prohibido.

Si un hombre con barba y más músculos que Hulk, dice que es una mujer, no puedes ni rebatirlo, porque entonces cometes un delito de odio.

Te multan por tirar escombros, pero los contenedores de basura muchas veces están abarrotados de enseres y muebles viejos, sin que los infractores sufran consecuencias, la mayoría de las veces por ser extranjeros.

Si sobrepasas la velocidad en una carretera te cae una multa, si tienes un problema con tu vehículo, ármate de paciencia hasta que la policía se digne a presentarse.

Si te roban, te dan una paliza, te violan o te matan, pero el delito lo ha cometido un delincuente de diecisiete años, no obtendrás justicia.

Se alientan todo tipo de extravagancias y bastantes patologías mentales, en nombre de la convivencia y la diversidad. Los locos están en la calle, sean peligrosos o no.

En los aeropuertos te dan un trato denigrante, haciendo incluso que te descalces para pasar el arco detector de metales, mientras, entran extranjeros indocumentados a miles a diario. Gente de la que no sabemos nada, ni estado mental, ni de salud ni si tienen antecedentes penales. Eso sí, tú olvídate las llaves en el bolsillo, y estallará una alarma como en un submarino.

  • Si una ley o norma nos resulta absurda es porque lo es.

Si una ley parece recaudatoria, seguramente lo es. Si te obligan a seguir un reglamento que otros se saltan a la torera impunemente, no te quepa duda, o es para reprimirte o para expoliarte.

  • Se puede hacer un recuento fácil de cuantos policías ve una persona en un mes.

En controles de alcoholemia, de verificación de vehículos con la ITV, de mercancías y documentación a furgonetas y camiones… En barrios conflictivos se los ve una o ninguna vez. Muchas veces son los agentes “a posteriori”.

Las definiciones son importantes. Es como cuando te dicen que te pondrán anestesia local, cuando debería llamarse anestesia superficial.

Certificados energéticos, permisos de obras, arquitectos técnicos, normativas para la construcción y todo tipo de “peajes” si quieres construirte una casita en el campo, pero puedes tener la mala suerte de comprarte un piso en un edificio con la fachada inflamable.

Nuestra seguridad es más falsa que un euro de madera.