La envidia es una declaración de inferioridad

La Copa América de vela se está desarrollando desde el pasado 22 de agosto en la ciudad de Barcelona y finalizará el próximo octubre con el duelo final. Esta regata es la competición internacional más antigua del mundo ya que se inició en 1851, fecha anterior a los primeros juegos olímpicos de la era moderna y ya contabiliza 37 ediciones. A su prestigio le acompaña un factor nada desdeñable, ya que es una de las competiciones con mayor impacto mundial, tanto económico como de visibilidad para la ciudad que se encarga de organizarla.

Barcelona, gracias a la renuncia a organizarla del nefasto exalcalde de Valencia, Joan Ribó, está obteniendo unos importantes ingresos fruto de la publicidad.

Así, según un estudio realizado por la Fundación Barcelona Capital Náutica, se prevén unos beneficios para la ciudad organizadora de 1.200 millones de euros y la creación de 19.000 puestos de trabajo.

La capital catalana de la entonces alcaldesa Ada Colau no dudó en aceptar la organización ante el desprecio de los partidos Compromís y socialista que entonces regían la ciudad de Valencia, y la “anticapitalista” Colau logró reunir al capital de empresarios privados con el capital de grandes empresas financieras.

También se unieron para financiar el evento el gobierno de España, la Generalitat de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona, la Diputación de Barcelona y el aval de la entidad Barcelona Global, poniendo de manifiesto la fuerza de la colaboración pública-privada para la realización de un gran evento como es la America´s Cup.

El canon que pagó Barcelona para organizarla fue de 70 millones de euros

Según los estudios realizados de impacto económico, por cada euro en inversiones y gastos se generarán 6,35 euros de beneficio a lo que deben sumarse 2.500.000 visitas de turistas de alto poder económico. A todo esto renunciaron Ribó, Sandra Gómez y en definitiva, Ximo Puig, los cuales por una renuncia totalmente sectaria han causado un perjuicio económico considerable a la ciudad de Valencia y en definitiva, a los intereses de toda la Comunitat.

Basta recordar las excusas que intentó articular Ribó en la primavera de 2022 cuando se hizo pública la renuncia a organizar la competición y la decisión de la organización de optar por las aguas de Barcelona. Así, llegó a afirmar este alcalde que los “gastos eran grandes” sin concretar la cuantía ni tener en cuenta el beneficio que genera esta competición.

Ribó simplemente se negó a realizarla en las aguas valencianas.

Pero lo que todos los valencianos sabemos es que la renuncia se debió no a motivos económicos sino al odio infantil que este mediocre alcalde tenía, tiene y sin duda tendrá a la figura de la alcaldesa Rita Barberá, verdadera artífice de la llegada de la histórica competición a la ciudad de Valencia y la transformación de la “Marina” de Valencia con la construcción de edificios emblemáticos como el de “Veles e vents” y su conversión en un polo de empresas tecnológicas, que como reconoció el periódico “La Vanguardia” en una información de 12 de marzo de 2022, este evento “que financió principalmente el Estado, supuso un notable impulso a la imagen de la ciudad y generó 2.274 millones de euros y creó 74.000 puestos de trabajo”.

Rita Barberá logró poner de acuerdo al entonces presidente del gobierno Zapatero y al presidente Camps y consiguió además, ejecutar las reformas pendientes del aeropuerto de Manises, la avenida del Puerto y el paseo marítimo de Valencia.

La figura del alcalde Ribó no pasará a la historia por ninguna apuesta transformadora de la ciudad de Valencia a diferencia de lo que ocurre con la gran alcaldesa Rita Barberá, pero sin duda, a su partido Compromís y a sus socios socialistas la transformación de la ciudad de Valencia no era algo prioritario, solamente se dedicaban a mirar por el retrovisor y desprestigiar a su verdadera obsesión: el recuerdo de Rita.

Ha sido tal su obsesión que Ribó no dudó en regalar a su “amiga” la anticapitalista Colau esos 1.200 millones de euros que se prevén que va a facturar Barcelona con la organización de la Copa América de vela. Como decía Napoleón Bonaparte: “la envidia es una declaración de inferioridad” y la mayoría de los valencianos recordamos a Ribó como un político muy pequeño.