Mateo Vallejo: “De Bolívar a Chávez: La Herencia Destructiva del Bolivarianismo y el Socialismo Cubano”

El Bolivarianismo, lejos de ser una doctrina de liberación, es la fuente de nuestra desunión y empobrecimiento, una ideología enraizada en el odio y la traición hacia Hispanoamérica. Simón Bolívar, presentado falsamente como un héroe, es en realidad uno de los personajes más nefastos de nuestra historia, un hombre que, lejos de buscar la unidad y el progreso de nuestros pueblos, trabajó incansablemente para fragmentarnos y debilitarnos.

Desde temprana edad, Bolívar fue instruido por su mentor Simón Rodríguez, un hombre imbuido de los ideales revolucionarios franceses, que inoculó en Bolívar una visión distorsionada de la libertad y la soberanía. Bajo la influencia de Rodríguez, Bolívar se convirtió en un fanático de los ideales masónicos, una corriente de pensamiento que, desde sus orígenes, ha buscado desmantelar la monarquía y las estructuras tradicionales de poder, promoviendo en su lugar el caos y la división, y sobre todo, la supremacía inglesa sobre otros pueblos.

Bolívar no fue un libertador; fue un agente de la destrucción.

Un títere de las logias masónicas, que encontraron en él a un hombre dispuesto a sacrificar la unidad hispanoamericana por sus propios intereses y los de Inglaterra.

Bolívar, al abrazar estos ideales masónicos, se dedicó a fragmentar las vastas tierras de Hispanoamérica, entregando nuestras regiones a los intereses británicos y condenándolas a un futuro de debilidad y dependencia. Este fue un acto de traición deliberada. Bolívar odiaba la idea de una Hispanoamérica unida y fuerte, y en su lugar, promovió la creación de repúblicas débiles, fáciles de dominar y manipular por potencias extranjeras. Su legado no es de libertad, sino de traición, un legado que ha sido exaltado por un sistema educativo corrompido por los ideales masónicos que, hasta el día de hoy, alaba a Bolívar como un ídolo cuando debería ser recordado como uno de los mayores genocidas de nuestra historia.

El resultado de las acciones de Bolívar es evidente en la historia de nuestras naciones.

Las repúblicas que creó nunca alcanzaron fortaleza ni estabilidad, sus divisiones sembraron las semillas de conflictos internos, guerras entre pueblos con un mismo origen español, y caudillismos que han plagado a Hispanoamérica desde la fragmentación. Bolívar, lejos de liberarnos, nos encadenó a siglos de miseria y desunión.

Este legado fue perpetuado por figuras como Hugo Chávez, un ignorante de la verdadera historia y significado del bolivarianismo.

Chávez, que se autoproclamó heredero de Bolívar, utilizó el mito del “Libertador” para justificar su régimen autoritario, sumiendo a Venezuela en una crisis sin precedentes. Chávez, nunca comprendió la verdadera esencia del bolivarianismo: una doctrina de división y empobrecimiento que ha destruido Venezuela sometiendo a su pueblo a la más profunda miseria. Hugo Chávez, al adoptar el socialismo cubano como modelo para su régimen, no solo continuó la traición de Bolívar, sino que intensificó el desastre.

Inspirado por Fidel Castro y el sistema cubano, Chávez instauró una administración autoritaria que se presentaba como un dogma de justicia social pero que, en realidad, perpetuó la represión y el fracaso. El socialismo cubano, con su centralización extrema y control estatal, sirvió de pretexto para que Chávez consolidara su poder, destruyendo la industria, la propiedad privada y violando los derechos humanos de los hispanos de la Capitanía General, este “Bolívar del Siglo XXl” acabó llevando a Venezuela a una crisis humanitaria sin precedentes.

En la época virreinal, todos éramos súbditos del rey de las Españas y las Indias, un monarca que garantizaba estabilidad y unidad en nuestras tierras. Bajo la Corona Española, Hispanoamérica no era una colección de repúblicas débiles, sino un conjunto de virreinatos unidos bajo una misma bandera y un mismo gobierno. Esta unidad, que Bolívar odiaba profundamente, fue la que permitió a nuestros pueblos desarrollarse y prosperar, y es precisamente esta unidad la que debemos recuperar.

Es hora de que desenmascaremos la verdadera naturaleza de Bolívar y el Bolivarianismo.

No podemos permitir que la figura de Bolívar siga siendo ensalzada por un sistema educativo influenciado por los ideales masónicos que distorsionan nuestra historia. Bolívar no fue un héroe; fue un traidor, un hombre que nos condenó a la debilidad y la miseria. Para construir un futuro verdaderamente libre y próspero, debemos rechazar las doctrinas que exaltan a Bolívar y en su lugar, abrazar una comprensión realista de nuestra historia que nos permita recuperar la unidad y la fortaleza que Bolívar se encargó de destruir. Solo así podremos superar las divisiones y conflictos que nos han atormentado y construir un futuro digno para todos los que hablamos castellano.