Luisa C. Perosán “Se consumó la traición”

Luisa C. Perosán “Se consumó la traición

El partido socialista ha consumado la traición. A pesar de que miles y miles de personas han mostrado su rechazo a tal infamia en toda España. Queda patente que la voluntad popular les trae sin cuidado. Llevan años haciéndonos comulgar con ruedas de molino, pero esto, creo, es la gota que colma el vaso. Y lo es porque no han calculado bien.

Una cosa es soltar violadores y pederastas (pero de eso tiene la culpa Irene Montero, el PSOE pasaba por allí) o subir impuestos de forma desproporcionada, o pactar con cualquiera (si Hannibal Lecter tuviera voto, habrían legalizado el canibalismo, que acabaría siendo ecológico y resiliente) y lo hemos soportado.

No hay límite para esta gente. El poder a costa de lo que sea.

No enumeraré aquí todos los desaguisados y ultrajes cometidos por los socialistas (sí, el partido socialista, no personalicemos, no es sólo Sánchez), sería larguísimo. Pero esta vez han colmado el vaso porque los españoles estamos muy hartos de que los separatistas nos insulten, nos miren por encima del hombro, nos quiten nuestra bandera en edificios o actos públicos, nos expolien, nos desprecien abiertamente, se lleven calentito el sueldo que pagamos todos, nos traten de vagos o paletos, de invasores, malversen el dinero público, se lleven el 3 %, quemen contenedores, corten carreteras, colapsen aeropuertos, adoctrinen a los niños y radicalicen a los jóvenes, nos llamen charnegos o maquetos, y humillen constantemente nuestra historia con desvaríos y mentiras. Por poner algunos ejemplos. Además, son separatistas los que asesinaron durante décadas: más de mil asesinatos que el PSOE olvida convenientemente cuando necesita un voto.

El PSOE no quiere ir a elecciones.

Saben que esta vez ni siquiera le votarán muchos de sus incondicionales, ni siquiera ésos que no quieren que vuelvan “los señoritos”. Han demostrado con creces que no tienen escrúpulos, que les da igual su país y sus compatriotas. Quieren seguir cuatro años más para arruinar a los españoles y convertirlos en parias con una paguita, desmontar la poca industria que nos queda, hacernos dependientes de otros países ahogando nuestra ganadería y agricultura, y, además, dejar que nos sigan invadiendo sin control. Como nada de esto conviene a España, ya me imagino que los beneficiados pagarán las treinta monedas de plata al PSOE, como ya ocurrió en los ochenta, cuando desmontaron nuestro tejido industrial a cambio de limosnas europeas.

La única esperanza que nos queda es que se sigan comportando como hasta ahora y traicionen a los separatistas cuando necesiten ir de nuevo a elecciones.

Me imagino que la excusa sería que “en Europa” les ponen pegas para lo de la amnistía. No me extrañaría un movimiento de este tipo. Mareando la perdiz durante meses, con la excusa del bloqueo para aprobar la ley y entre una cosa y otra que pase el tiempo, y Puigdemont no pueda volver de Waterloo. Porque son conscientes de que, si bien el voto separatista es imprescindible para la investidura, una amnistía significaría la muerte del partido en casi toda España, y, de momento, no pueden prohibirnos votar.

La amnistía sólo se puede dar en un cambio de régimen, en el PSOE lo saben muy bien y es sin duda lo que buscan:

Un cambio de régimen que les permita perpetuarse en el poder. El resto de los partidos lo saben también. El juego de los pactos está establecido en nuestra política desde siempre, y es un deshonroso reparto de dinero y prebendas, que no deberíamos haber consentido. Es lo que nos ha llevado a esta situación. No es lógico que un voto valga más que otro, esto rompe el principio de igualdad.

Sus discursos llenos de palabras como progresismo, avances, modernidad, libertad, derechos… son discursos carentes de sentido. Si uno los analiza, se da cuenta de que todos tienen la misma estructura. Entre todos estos términos envuelven la píldora que nos quieren hacer tragar y no se molestan en nada más.

Seguiremos protestando contra esta traición, seguiremos llamando las cosas por su nombre.

Luisa C. Perosán