Un gobierno sin alma

Hace una semana, la Vicepresidenta segunda del Gobierno en una entrevista concedida a un periódico, afirmó que al Gobierno al que ella pertenece, le “falta alma”. Más en concreto, sostuvo que “este Gobierno ha hecho cosas que jamás se habían hecho, pero no basta con gestionar. Digo siempre que a este Gobierno le falta alma. Y a veces nos faltan medidas felices (…)”.

A pesar de estas palabras, con una clara muestra de incoherencia política, afirmó que “nada va a romper el Gobierno” entre los socialistas, podemitas y comunistas.

Curioso “silogismo ilógico” que construye la Vicepresidenta: en la medida en que el Gobierno no tiene alma, y no logramos traer la felicidad a los ciudadanos pues nuestras medidas llegan a destiempo, vamos a seguir en el Gobierno, que es lo que realmente nos importa. ¡qué no nos falte de nada, ni a nosotros ni a nuestros enchufados!

En definitiva, Yolanda Díaz claramente reconoce que no está de acuerdo con las medidas que adopta “su” Gobierno, y, sin embargo, sigue en él.

En todo caso, quiero subrayar que resultan muy descriptivas las palabras de Díaz con las que he empezado este artículo. Dura valoración hecha por alguien que se sienta en las sesiones del Consejo de Ministros y que ocupa una de las Vicepresidencias del Gobierno de España.

Las palabras de Díaz, deben llevar a la reflexión y a dar respuesta a la pregunta de porqué o causa de qué, el Gobierno no tiene alma.

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, alguien “sin alma” o lo que es lo mismo, desalmado, es persona que comete acciones sin mostrar pena ni compasión. Y al respecto, debo decir que estoy totalmente de acuerdo con la afirmación  de la Vicepresidenta, ya que los hechos y las políticas de Sánchez, ponen de relieve que al Gobierno social-comunista le falta empatía, cercanía y comprensión de los problemas y necesidades de los ciudadanos y ciudadanas. Definitivamente, le falta alma.

Lo hemos podido apreciar esta semana con ocasión del vigésimo quinto aniversario del concejal del Partido Popular, Miguel Ángel Blanco. ETA secuestró y torturó a Miguel Ángel, generando en toda la sociedad española una reacción sin precedentes que supuso el principio del fin de la banda terrorista. Los ciudadanos respondieron con valentía frente al discurso del odio, del tiro en la nuca o el coche bomba. El espíritu de Ermua se instaló en todos los rincones de nuestro país, y los terroristas fueron poco a poco arrinconados de la vida social y política.

El cruel asesinato de Miguel Ángel, puso “Blanco sobre negro” en la vida social y política de nuestro país, arrojando luz en esta época tan oscura de la historia de España. Frente a la sinrazón del terror, triunfaron la democracia y los valores constitucionales de libertad, pluralismo político e igualdad.

Yo creo que si el Gobierno no tiene alma es porque la vendió, entre otros, a los filoetarras para que Pedro Sánchez llegara a la presidencia del Gobierno. La izquierda mal llamada progresista, se alió con Bildu y otros enemigos del orden constitucional y democrático, y se puso a negociar con ellos.

La “mesa de diálogo” con los golpistas separatistas, o el acercamiento de presos etarras a cambio de apoyo a las cuentas públicas, son claros ejemplos de que algo falla, en la medida en que Sánchez se ha convertido en rehén de los enemigos de España y del orden constitucional. Ellos dejaron sin alma al Gobierno, aunque todo sea dicho, Sánchez lo puso muy fácil para perderla.

El hecho de que Bildu sea considerado socio preferente del Gobierno, ha llevado a la admisión de que la dictadura duró hasta los inicios de la década de los ochenta. En esa mal llamada ley de memoria democrática debería hablarse de la dictadura del terrorismo, del deprecio a las víctimas de ETA, de los homenajes a los condenados por terrorismo, de los más de trescientos asesinatos que siguen sin resolverse. Mientras. la portavoz de Bildu en el Congreso de los Diputados, con ocasión del debate sobre el estado de la nación, se permite dar lecciones de democracia.

En este recorrido por los partidos políticos y gobiernos sin alma, no está de más que me refiera al alcalde de Valencia, Joan Ribó, y a Compromís. Este partido pidió el voto a Bildu en las elecciones vascas y esta semana Ribó ha elogiado las palabras de la portavoz Mertxe Aizpurua, condenada por apología del terrorismo. Mientras, en el homenaje brindado a Miguel Ángel Blanco en el Ayuntamiento de Valencia, censuró la referencia a los abertzales, que había en el documento de la Fundación que lleva el nombre del concejal asesinado.

Aunque ETA no mate, el espíritu de Ermua debe seguir vivo. España merece vivir en libertad y pluralismo, no en la oscuridad a la que Sánchez, su Gobierno sin alma y sus socios, nos conducen. Es preciso que de nuevo vuelva a brillar “Blanco sobre ese negro de la sinrazón”.

Fernando de Rosa