Malos deseos

Fernando de Rosa: «Malos deseos»

Han pasado las fiestas navideñas en las que nos deseamos felicidad y los días se llenan de buenas intenciones. Es el llamado espíritu navideño que llena las calles de buenos deseos y todos intentamos transmitir a los demás que podemos, al menos durante estas fechas, tener buenos deseos.

Pero de nuevo nos encontramos personas que, haciendo gala a su eterno sectarismo, utilizan la tribuna pública para tener “malos deseos”. Mensajes que son más deleznables si cabe, cuando proceden de un político, en este caso política, que reincide en el desprecio del contrario.

He querido dejar pasar estas fiestas navideñas, en las que personajes de este tipo no tienen cabida ni siquiera mencionarles, para escribir este artículo dedicado a una concejal de Moncada que le gusta despreciar a aquellos que no piensan como ella, utilizando siempre los “malos deseos”.

La concejal socialista Feliciana Bondía, en un pleno del ayuntamiento de Moncada, se dedicó a desear a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, “que lo pague como Rita Barberá”. Realmente todos entendieron que le deseaba lo peor, aunque sus defensores tanto mediáticos como de partido, empezaron a intentar desviar la atención alegando que nunca se refirió a la muerte como triste final de la política popular. Es verdad que no habló de “muerte”, pero basta ver el vídeo del pleno municipal para deducir claramente que su deseo era humillar a la difunta alcaldesa de Valencia y de paso insultar a la presidenta madrileña.

  • Ambas figuras son especialmente odiadas por nuestra izquierda, tanto valenciana como española, que de forma periódica son golpeadas como si fueran muñecos de las “piñatas” infantiles.

La exsenadora y actual concejal socialista ya escandalizó a todo el mundo, excepto a sus compañeros de partido que la mantuvieran en las listas electorales municipales de Moncada, por burlarse de la homosexualidad de un concejal del partido popular de la corporación, haciendo una humillación pública de su condición sexual y su militancia en el partido popular, considerando que un buen “homosexual” solo puede militar en la izquierda, teniendo una visión muy sectaria de la pluralidad al pretender dar carnets de buenos o malos homosexuales según su peculiar opinión.

La política no pude convertirse en “malos deseos”, tanto de desear la eliminación del contrario o de negar el derecho a opinar diferente según tu orientación sexual, estas acciones son condenables, pero sobre todo lo que debe denunciarse es la doble vara de medir.

  • Echo en falta unas palabras de arrepentimiento de la concejal, porque atacar a personas fallecidas que no pueden defenderse no es correcto política ni personalmente.

Hay que condenar todos los “malos deseos”, amenazas e injurias que se profieren como arma política, sea quien sea quien lo realice o reciba. Por eso, yo condeno de forma enérgica las amenazas que ha recibido la política de Moncada el día 1 de enero, a la que, con un correo electrónico, se le desea la muerte “volándole la cabeza”, algo totalmente inadmisible.

  • Nunca se pueden normalizar este tipo de amenazas, son totalmente inaceptables y deben investigarse y perseguirse.

Los “malos deseos”, con independencia de quien los mande o reciba ennegrecen la política, pero sobre todo, oscurecen a aquellos políticos que se niegan a condenar expresamente las difamaciones y en este caso se encuentra  la propia ministra Diana Morant, que en una de sus  escasas visitas a la Comunitat, se ha dedicado a exigir al president Mazón que condene los actos de la calle Ferraz, obviando que su compañera Feliciana Bondía ha utilizado los “malos deseos” para hacer política, despreciando la condición sexual de un concejal o humillando la figura de una gran política fallecida.

La ministra Morant, que según las crónicas quiere liderar al socialismo valenciano, está inhabilitada mientras no condene los “malos deseos” expresados por  la exsenadora y aún concejal de Moncada, porque la política no solo es pasearse por Elda o Alcoy, sino ser ejemplo de convivencia democrática, y el socialismo valenciano en general y la ministra Morant en particular han acreditado una política oscura al mantener su apoyo, incluso aplaudiendo, las malas formas y deseos de una reconocida militante.

Han pasado las fechas navideñas y comienza la cuesta de enero, cuesta que es mucho mas pronunciada en Valencia mientras que aquellos que quieren liderar el socialismo, como Diana Morant, no denuncien los “malos deseos”, vengan de quien vengan. Nunca la mala política puede ser la tarjeta de presentación de aquellos que quieren tener liderazgo en  la sociedad valenciana.