Es desolador pensar que no existe la justicia, o que a veces, además de ciega, es idiota.
Creo que no queda nadie en España que no conozca el caso del librero octogenario, al que le han calzado siete años de prisión, y que, además, debe pagar una considerable indemnización a la familia del delincuente que asaltó su casa.
El delincuente, que resultó muerto, tenía más antecedentes penales que “El Vaquilla”. El delincuente, estaba en la calle tan campante delinquiendo.
Ese delincuente, no hubiera podido entrar en esa casa si hubiera estado en el trullo. Ese delincuente llevaba una motosierra. Entró a las dos de la madrugada en una casa con una motosierra. ¿Sus intenciones? ¿Podar los árboles del jardín del librero? Seguro que no.
Pero un jurado “popular” ha decidido que quien merece cárcel, es un abuelete que seguramente en estado de pánico, cuando un extraño con una motosierra entró en su casa, hizo lo que pudo para defenderse.
¿La excusa? Pues que, para estas personas, no estaba claro que un tipo armado con una motosierra entrara en tu casa con malas intenciones.
Que pegarle un tiro era totalmente innecesario. Mejor si le dejas que te descuartice, así no vas a la cárcel y ellos, en lugar del librero, tendrían sentado en el banquillo a un producto de la injusticia social al que deberían compadecer.
Cómo he dicho, no queda nadie que no conozca el caso, y si te paras a mirar los comentarios en redes sociales, hay algo que llama la atención. A las previsibles bravuconadas siempre se añadía una coletilla, y era, no llamar a la policía.
Un altísimo porcentaje de gente piensa, al menos de boquilla y en pleno salseo, que en un caso así, no hay que llamar a la policía.
Esto es muy preocupante por muchos motivos y el principal, es que la gente no se siente protegida. Y es lógico desde cierto punto de vista. Diariamente nos enteramos de casos en los que la justicia brilla por su ausencia, un buen número de leyes absurdas lo asegura.
Te pueden robar tu casa y la policía lo único que puede hacer es “tomar nota” y eso solo sirve para qué si dejas de pagar los suministros, o cambias la cerradura, un juez, ley en mano, te pueda poner una multa bien gorda. Si tienes la mala suerte de atravesar un jardín o una de esas calles tan oscuras de Valencia, y cuatro menas te asaltan, no llames a la policía, porque después de un mal rato (con los menas) vendrá otro de interrogatorio en la comisaría, con el resultado de que tú te irás a tu casa peor que cuando saliste, y a ellos les darán un cursillo, un móvil y mil pavos para que vayan tirando.
¿Es eso justo? Por lo visto, desde el punto de vista de quien legisla, sí. Y lo es porque se legisla pensando en intereses que poco o nada tienen que ver con el ciudadano normal, el que trabaja y paga impuestos, el que está controlado igual que un animal de granja. Lo preocupante es que ese ciudadano si se ve amenazado, dejará de confiar en el sistema y en vez de salir a protestar en grupo y con pancartas, hará algo muy diferente. No protestará porque sabe que es inútil, no llamará a la policía porque no confiará en la justicia ¿Qué ocurrirá? Pues que se tomará la justicia por su mano. Y eso, solo tiene como resultado el caos.
Pensando mal, da la impresión de que, desde las instituciones, se pretende acorralar al ciudadano medio hasta que estalle.
Multas, desprotección, acoso fiscal, expolio e injusticia. Mientras, se indulta a políticos corruptos y secesionistas. Si robas millones de euros de dinero público, marean la perdiz durante unos meses y tres o cuatro años después te indultan, o no vas a la cárcel por “un defecto de forma” o falta de pruebas, o porque “patatas”.
¿Justicia? Poca.