Luisa C. Perosán: Legalización

Hoy se ha aprobado en el congreso la legalización de medio millón de inmigrantes ilegales. Es muy preocupante, principalmente por dos razones. La primera es que no se puede legalizar a la ligera a nadie. La segunda, y más importante, es “la trampa”.

Dicen que, hecha la ley, hecha la trampa.

En este caso es una ley con trampa, porque si reconocen ese medio millón, es porque por lo menos hay tres millones. Demasiado acostumbrados estamos al “maquillaje” de cifras de quien se turna en el gobierno según su conveniencia. Cifras de parados, de las que jamás dicen la verdad. Y las cifras de inmigrantes, legales e ilegales que no tenemos ni idea de cuales son realmente. No obstante, no es tan difícil hacerse una idea. Basta con salir a la calle y hacer una estadística de gente con la que te cruzas.

Según el pueblo o el barrio es diferente, pero el porcentaje es altísimo.

Por ejemplo, Patraix es Paquistán, Benetússer y Alfafar parecen Marruecos o Argelia. Cuentan, además, repartidas por toda Valencia y toda España con “negocios” que se dedican a hacer contratos de cualquier forma, para obtener los “papeles”, ¿les suenan esas fruterías que tienen un dependiente cada semana? Pues eso.

Canarias es una comunidad que está prácticamente perdida.

La invasión es un tema de interés en otros paises y es noticia en sus televisiones y prensa escrita. Aquí, las televisiones subvencionadas ni lo mencionan. Desde allí nos envían diariamente cientos de senegaleses, marroquís, argelinos y vaya usted a saber de donde más en vuelos que llegan de madrugada al aeropuerto de Barajas, donde los suben en autobuses y los reparten por toda la península, eso sí, con cuidado de hacerlo en pueblos y ciudades pequeñas para que no tenga mucha repercusión.

Tenemos ciudades como Barcelona con zonas que prácticamente están perdidas.

Con una policía que no se atreve a hacer nada, porque les va el puesto en ello, y los delincuentes extranjeros (si, porque el 90% son extranjeros) hacen lo que les da la gana. En Madrid mismo, ese “feudo” de libertad, el barrio de Lavapiés está plagado de manteros organizados y protegidos, contra los que no se puede ni “chistar”. Valencia, va camino de ser lo mismo. Y va por ese camino porque ni en Madrid ni en Barcelona ni en Bilbao les pueden meter más, y ¿Dónde cree usted que van a ir a parar?. A Valencia, sobre todo. Tiene un puerto por donde ya entran tan campantes, con señales en árabe, cortesía del botánico. Tienen el aeropuerto y la estación de autobuses que, a ciertas horas, parece Rabat.

Polígonos como el de Horno de Alcedo y pueblos como Sedaví, los lunes y martes se llenan de hombres con extrañas vestiduras parecidas a pijamas, y senegaleses, todos uniformados por las ONG que los traen, pago mediante. Vagan por el polígono industrial, por las calles, y parques cerca de los colegios.

La inmigración controlada y legal no tiene nada de malo cuando procede de un país o cultura parecida, y si habla el idioma, mejor que mejor, y si las costumbres no entran en conflicto.

De no ser así, tenemos un gran problema. Y el problema es que en pro de una idealizada “convivencia” hemos tolerado lo intolerable, y lo peor, es que ellos no piensan tolerar nada. No quieren adaptarse, quieren que nosotros claudiquemos y nos adaptemos a ellos. ¿Porqué entonces emigran? ¿por qué intentan replicar sus costumbres que como resultado han dado estados fallidos?. Pues es mas viejo que el hilo negro. Se trata de depredar. Se ha hecho durante toda la historia humana. Los vikingos lo hacían, y muchos, incluso hoy en día los idealizan y admiran por ello.

No se pueden legalizar así alegremente ni a medio millón ni a cien mil, ni siquiera a veinte. Porque donde residan o donde se alojen, van a dar problemas.

Y no es racismo, no tiene nada que ver, se trata de diferencias e intereses que tarde o temprano entrarán en conflicto. No ocurrirá rápidamente en zonas de lujo, pero ocurrirá. Que nadie piense que se trata de un problema en barrios marginales y pueblos. Esto no va de ricos y pobres. Si algún listo ha pensado que ser solidario a costa de los demás, sale gratis, lamento decirle que estas cosas nunca salen gratis. Los problemas derivados de regalar nacionalidades a quien no tienen mas interés en tu país que aprovecharse, van a llegar a todas partes.