La invasión Anglo-Bolivariana de la ciudad española Quito en 1822
La historia oficial de lo que hoy se llama el Ecuador, ha construido un relato alegórico sobre lo que fue la independencia, una de las fechas más recordadas y menos conocidas es el 24 de mayo de 1822, pues será en ese día que la ciudad española de Quito es invadida por el ejército separatista bolivariano.
Sus intenciones fueron claras, separar a Quito de la corona española y anexarla a la Colombia bolivariana, por supuesto, con una guerra, con una invasión que se dará en esta fecha. El desconocimiento real de este relato ha llevado a cientos de generaciones al engaño, al desastre por el impedimento de leer correctamente su realidad.
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Los efectos son visibles en el tiempo, desde que nos obligaron a dejar de ser españoles
Los efectos son visibles en el tiempo, desde que nos obligaron a dejar de ser españoles, como bien lo señala Ullate Fabo, españoles que no pudieron serlo, el caos, la improvisación, golpes de estado, inflaciones, migraciones, pobreza nos ha acompañado en estos dos siglos.
Entonces, uno de los actores principales será Antonio José de Sucre, quien será el general que comandé al ejército separatista bolivariano. En su parte de la batalla, informa lo sucedido en aquel aciago día, que como se mencionó antes, será el principio de lo que será los males primero para la Colombia bolivariana y posteriormente será el Ecuador.
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Parte de la batalla de Pichincha elaborado por el General Antonio José de Sucre
“República de Colombia. Ejército Libertador. Comandancia General de la División del Sur. Cuartel General en Quito, a 28 de Mayo de 1822. 12.
Señor Ministro:
“Después de la pequeña victoria de nuestros Granaderos y Dragones sobre toda la caballería enemiga en Riobamba, ninguna cosa había ocurrido de particular. Los cuerpos de la División se movieron el 28, y llegaron a Latacunga el 2. Los españoles estaban situados en el pueblo de Machachi, y cubrían los inaccesibles pasos de Jalupana y la Viudita. Fue necesario excusarlos haciendo una marcha sobre su flanco izquierdo; y, moviéndose el 13, llegamos el 17 al Valle de Chillo (cuatro leguas de la capital) habiendo dormido y pasado los helados del Cotopaxi. El enemigo pudo penetrar nuestra operación, y ocupó a Quito el mismo día 16, por la noche.
“La Colina de Puengasí que divide el Valle de Chillo de esta ciudad, es de difícil acceso; pero pudimos burlar los puntos del enemigo y pasarla el 20. El 21 bajamos al llano de Turubamba (que es el Ejido de la Capital) y presentamos batalla, que creíamos aceptarían los españoles, por la ventaja del terreno en su favor, pero ellos ocupaban posiciones impenetrables; y después de algunas maniobras, fue preciso situar la división en el pueblo de Chillogallo, una milla distante del enemigo.
El 22 y 23 los provocamos nuevamente a combate, y desesperados de conseguirlo, resolvimos marchar por la noche a colocarnos en el Ejido del Norte de la ciudad, que es mejor terreno, y que nos ponía entre Quito y Pasto, adelantado, al efecto, el Sr. Coronel Córdova con dos compañías del Batallón Magdalena.
Un escabroso camino nos retardó mucho la marcha, pero a las ocho de la mañana del 24 llegamos a las alturas del Pichincha que dominan a Quito, dejando muy atrás nuestro parque cubierto con el Batallón Albión.
Mientras las tropas reposaban, la compañía de Cazadores de Paya fue destinada a reconocer las avenidas: seguía luego el Batallón Trujillo (del Perú) dirigido por el señor Coronel Santa Cruz, Comandante General de la División del Perú. A las nueve y media, dio la Compañía de Cazadores con toda División Española, que marchaba por nuestra derecha a la posición que teníamos; y roto el fuego, se sostuvo mientras conservó municiones; pero en oportunidad, llegó al Batallón Trujillo y se comprometió” el combate muy inmediatamente; las dos compañías de Yaguachi reforzaron este batallón, conducido por el señor Coronel Morales, en persona.
El resto de nuestra infantería a las órdenes del señor Coronel Mires, seguía el movimiento, excepto las dos compañías del Magdalena, con que el señor Coronel Córdova marchó a situarse por la espalda del enemigo; pero encontrando obstáculos invencibles, tuvo que volverse. El Batallón Paya, pudo estar formado, pero consumidos” los cartuchos de estos dos cuerpos, tuvieron que retirarse, no obstante? Su brillante comportamiento.
El enemigo se adelantó, por consiguiente, algún poco; y como el terreno apenas permitiese entrar más de un batallón al combate, se dio orden a que marchase a bayoneta, y lo ejecutó con un brío que hizo perder al enemigo, en el acto, la ventaja que había obtenido; y comprometido nuevamente el fuego, la maleza del terreno permitió que los españoles aún se sostuviesen.
El enemigo destacó tres compañías de Aragón a flanquearnos por la izquierda; y a favor de la espesura del bosque conseguía estar ya sobre la cima, cuando llegaron las compañías de Albión (que se había atrasado con el parque) y entrando con la bizarría que siempre ha distinguido a este cuerpo, puso en completa derrota a los de Aragón.
Entre tanto, el señor Coronel Córdova tuvo la orden de relevar a Paya, con las dos compañías del Magdalena, y este Jefe, cuya intrepidez es muy conocida, cargó con un denuedo admirable; y desordenado al enemigo y derrotándolo, la victoria coronó a las doce del día a los soldados de la libertad: Reforzado este jefe con los Cazadores de Paya, con una compañía de Yaguachi y con las tres de Albión, persiguió a los españoles, entrándose hasta la capital, y obligando a sus restos a encerrarse en el fuerte del Panecillo.
“Aprovechando de este momento, pensé a horrar la sangre que nos costaría la toma del fuerte, y la defensa que permitía aún la ciudad e intimé verbalmente al General Aymerich por medio del edecán O`Leary para que se rindiese, y en tanto, me puse en marcha con los cuerpos, y me situé en los arrabales, destinando antes al señor Coronel Ibarra (que había acompañado en el combate a la infantería) que fuese con nuestra caballería a perseguir a la del enemigo, que observaba se dirigía a Pasto.
El General Aymerich ofreció entregarse por una capitulación, que fue convenida y ratificada al siguiente día, en los términos que vera V.S. en la copia que tengo el honor de someter a la aprobación de S.E.
“Los resultados de la jornada de Pichincha han sido la ocupación de esta ciudad y sus fuertes el 25 por la tarde, la posesión y tranquilidad de todo el departamento, y la toma de 1100 prisioneros de tropa, 160 oficiales, 14 piezas de artillería, 1700 fusiles, fornituras, cornetas, banderas, cajas de guerra, y cuantos elementos de guerra poseía el ejército español.
“Cuatrocientos cadáveres enemigos y doscientos nuestros han regado el campo de batalla: además tenemos 190 heridos de los españoles y 140 de los nuestros. Entre los primeros, contamos al Teniente Molina y al Subteniente Mendoza; y entre los segundos a los capitanes Cabal, Castro y Alzuro; a los Tenientes Calderón y Ramírez y a los Subtenientes Borrero y Arango.
“Los cuerpos todos han cumplido su deber: Jefes, Oficiales y tropa se disputaban la gloria del triunfo. El Boletín que dará el Estado Mayor recomendará a los jefes y subalternos que se han distinguido; y yo cumpliré con el deber de ponerlos en consideración del Gobierno; en tanto, hago una particular memoria de la conducta del Teniente.
Calderón, que habiendo recibido sucesivamente cuatro heridas, no quiso retirarse del combate. Probablemente morirá; pero el Gobierno de la Republica sabrá a su familia los servicios de este oficial histórico.
“La caballería española va dispersa y perseguida por el Cuerpo del Comandante Cestarí, que antes había yo interpuesto en Quito y Pasto. El 26 han salido comisionados de ambos gobiernos, para intimar la rendición a Pasto, que creo será realizada por el Libertador: otros oficiales marchaban para Esmeraldas y Barbacoas; de manera que, en breve, el reposo y la paz serán los primeros bienes de que gozarán estos países, después que la República le ha dado la independencia y la Libertad.
“La División del Sur ha dedicado sus trofeos y Laureles al Libertador de Colombia”
Como bien se lo señala en el parte de Sucre, Quito y su ejército era español. ¿Quién estuvo interesado, a nivel geopolítico, en fragmentar la España Americana? Inglaterra, como lo muestra en el parte, el batallón Albión, los integrantes provenían de Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda, y eran anglicanos y presbiteranos en su inmensa mayoría, excepto algunos irlandeses que eran católicos liberales.
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El plan de los ingleses era destruir la industria textil española quiteña, como bien lo señala el plan para humillar a España de 1711.
Entonces mi estimado lector, el plan claramente fue para abrirnos al libre comercio inglés y por ende a crear deudas externas y ahí someter por generaciones a la gente que como bien se mencionó antes, no tienen la capacidad de leer correctamente su realidad, por el relato de libertad, y lo más trágico, es hablar en tercera persona de nosotros mismos, por eso la frase, españoles que no pudieron serlo, desde esta fecha, el relato independentista nos hizo creer que jamás pertenecimos a la monarquía universal hispánica y con ellos nos han llevado a lo que actualmente vive lo que ahora la denominan Latinoamérica.