Fernando de Rosa: ”El éxodo de los peluches”

Fernando de Rosa: ”El éxodo de los peluches”

Cerca de medio millón de niños han huido de Ucrania a causa de la invasión rusa. Son la mitad de los refugiados que han llegado a diferentes países de la Unión Europea, escapando de la barbarie y la destrucción. Las normas más elementales del Derecho Internacional han sido violadas con este ataque cruel a un país soberano. Así, la Fiscalía de la Corte Penal Internacional ha anunciado que va a iniciar una investigación de los hechos, a los efectos de determinar la posible comisión de crímenes de guerra y contra la humanidad.

Los niños que escapan de Ucrania de la mano de sus madres, en la otra, llevan sus preciados peluches. Por este motivo, a esta crisis de carácter humanitario se le está llamando el “éxodo de los peluches”.

Esos juguetes de colores vivos, contrastan con la oscuridad que el comunismo absolutista está desplegando sobre el territorio ucraniano. La invasión de la península de Crimea y el apoyo ruso a las zonas separatistas de Ucrania fueron la antesala de lo que está pasando estos días.

  • La historia actual ha vuelto a hacer realidad la frase con la que comienza el manifiesto escrito por Karl Marx y Friedrich Engels, entre 1847 y 1848: “un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”.

Ese espectro nos retrotrae a los momentos más oscuros de la historia de Europa y de la humanidad. Con sus cadenas, ese fantasma apaga la libertad, y es causa de represión y devastación. Basta ver el ejemplo de países como Cuba o Venezuela, empobrecidos económicamente y en valores democráticos. En este último país, su presidente, Nicolás Maduro, ha tenido la desvergüenza de afirmar que “es vomitivo y asqueante la forma como la televisión y la prensa de España tratan el conflicto de Rusia y Ucrania; plegados, arrodillados, arrastrados a los intereses del imperio estadounidense en la región”.

La libertad de prensa e información son pilares básicos en un Estado de Derecho, de igual manera que la independencia del Poder Judicial. Por eso, no es ninguna casualidad que a los regímenes totalitarios y entre ellos el de Maduro, se caractericen por los ataques a la prensa libre y por querer tener bajo control a los jueces.

  • Por otro lado, la crisis que estamos viviendo ha servido también para que se les caiga la careta, y veamos una vez más, el verdadero rostro de varios partidos de izquierda, nacionalistas o excluyentes de nuestro país.

Así, antes de que empezara la invasión de Ucrania, Podemos, Izquierda Unida, los Anticapitalistas y Carles Puigdemont, votaron en contra, o se abstuvieron, en el proyecto de ayuda económica de la Unión Europea en favor de Ucrania, por importe de 1.200 millones de euros.

Es sospechosa la postura del expresidente de la Generalitat catalana en esta votación. No hay que olvidar que la prensa internacional, hace unos meses, publicó la noticia de la posible vinculación rusa en el “procés”, buscando la desestabilización de España y la Unión Europea, y la legitimación de los separatistas.

Una vez comenzada la guerra en Ucrania, Bildu, los Anticapitalistas e Izquierda Unida, han votado en contra o se han abstenido en el momento de aprobar la resolución para acelerar el ingreso de Ucrania en la Unión Europea.

De igual manera, y tras el enésimo cambio de postura de Pedro Sánchez, en esta ocasión, en relación con el envío de armas de Ucrania, los socios de Gobierno de Podemos han vuelto a hacer política de bajos vuelos al escudarse en eslóganes fáciles del “no a la guerra”, demostrando una absoluta falta de sensibilidad y porqué, no decirlo, de humanidad, ante un ataque despiadado a un pueblo que está en su derecho a defenderse ante una invasión cruel.

Los “peluches” deben regresar a Ucrania, con todo lo que ello implica. El orden y el respeto al Derecho internacional deben restablecerse y los delitos graves cometidos, investigarse y juzgarse. El único “éxodo” que en el siglo XXI debe producirse es el del miedo, la sinrazón y la violación de los derechos humanos. Los peluches deben volver y los fantasmas, entre ellos los del totalitarismo y la falta de democracia, desvanecerse.