Fernando de Rosa: “ A bombo y platillo “

La expresión anunciar algo “a bombo y platillo” hace referencia al hecho de sobredimensionar o agrandar algo, con mucho ruido, como el que provocan estos instrumentos de percusión. Se recurre al bombo y al platillo para ocultar la realidad. Lo relevante no es lo que se presenta. Se pretende que el ruido y la algarabía oculten la verdad.

Así está haciendo el sanchsimo una y otra vez, aunque esta práctica se ha intensificado, una vez que han saltado todas las alarmas demoscópicas, al detectar, como no podía ser de otra manera, que la ciudadanía ya no se cree el “proyecto del gobierno de izquierdas y progresista”. El punto de inflexión lo marcó la rotunda victoria de Juanma Moreno y del Partido Popular en las elecciones autonómicas andaluzas.

Como también se dice comúnmente, “mucho ruido y pocas nueces” es lo que ha traído el sanchismo a la política española.

Sin embargo, esta semana que termina, a bombo y platillo ha comparecido el presidente Sánchez, junto con el exministro, Salvador Illa, para presentar el libro escrito por el extitular de la cartera de Sanidad y que lleva como título “el año de la pandemia”. Hasta diez ministros arroparon a Illa en un acto de verdadera exaltación de alguien que gestionó la crisis de una manera realmente nefasta.

No hay que olvidar que ese Gobierno que afirmó que no iba a dejar a nadie atrás durante los momentos más graves que vivimos con ocasión de la crisis generada por la covid-19, limitó y afectó los derechos fundamentales y las libertades públicas, sin sujetarse a las exigencias constitucionales, dejando atrás, en realidad, el respeto a la Constitución. El ruido que provoca el bombo y los platillos del sanchismo siempre ha querido ocultar los presuntos fraudes cometidos en la contratación y compra de mascarillas y otro material sanitario, o el cerrojazo al parlamento y al portal de transparencia.

En la presentación del libro, Pedro Sánchez le dijo a Illa que “fue un honor luchar a tu lado”.

Con esta afirmación, el presidente del Gobierno insultó al sentido común, y despreció el trabajo de todos los que, de verdad, trabajaron para hacer frente a la grave crisis generada por la pandemia.

Por otro lado, como si fuera una función de preescolar donde todo está programado y nada se deja a la improvisación y al azar, el presidente Sánchez tuvo un acto en el palacio de la Moncloa con ciudadanos y ciudadanas el pasado lunes. Realmente fue acto pueril, que se presentó a la opinión pública como un “encuentro ciudadano”. Sin embargo, en realidad, el presidente se dedicó a hacer precampaña electoral.

Moncloa anunció que seleccionó a los cincuenta ciudadanos entre los doscientos mil que habían escrito al presidente desde que llegó a la Moncloa.

En realidad, los “músicos” que hicieron sonar los instrumentos de la manipulación, fueron, entre otros, cargos del partido socialista de Cataluña, Castilla la Mancha o la Comunidad de Madrid.

No se trataba de “ciudadanos anónimos” sino de personas elegidas tras un “casting” para colaborar con el presidente con la puesta en escena. Así, entre estos, se encontraba la teniente de alcalde del municipio de Rubí, o el jefe de gabinete de dicho ayuntamiento, gobernado por el partido socialista de Cataluña.

El sanchismo convirtió ese acto en un verdadero mitin desarrollado desde la sede de la presidencia de la nación al puro estilo bolivariano tan propio de Nicolás Maduro.

Como he indicado más arriba, el bombo y los platillos son instrumentos de percusión, de esos que suenan al ser golpeados. De hecho, esa es de la única manera que sabe gobernar Pedro Sánchez, a golpe de decretos leyes, y de impulsos marcados por lo que digan las encuestas.

Tenemos por delante meses muy intensos de precampaña electoral en los que el sanchismo va a hacer sonar con fuerza los platillos de la manipulación y el bombo de la mentira. Frente a esta estrategia, el Partido Popular y su presidente, Feijóo, están en condiciones de ponerse al servicio de los españoles para aportar las soluciones tan necesarias a los graves problemas económicos y sociales que padecemos.

Fernando de Rosa