Enrique Arias Vega: Contra lo privado
Antes, incluso, de que se constituyese la Comisión que investigará el apagón, el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya insinuaba claramente que la responsabilidad de la avería era de los operadores privados. La extrema izquierda instalada en el Ejecutivo iba más allá y Yolanda Díaz proponía, lisa y llanamente, la expropiación del sector.
Véase, pues, la inquina de nuestras autoridades ante todo lo privado y su deseo, en los casos más extremos, de que nuestro país se asemeje a los modelos cubano o venezolano.
Otro ejemplo bien reciente han sido los dicterios desde la Presidencia contra las universidades privadas, a las que comparaba con chiringuitos donde se trataba de regalar títulos a cambio de dinero, en detrimento de las clases menos favorecidas del país.
Podríamos seguir exponiendo casos de omnipresencia de lo público hasta en instituciones presuntamente particulares, pero no es cosa de aburrir al personal. Basta con aludir a las manifestaciones en defensa de la sanidad pública, con las que todo el mundo está de acuerdo, pero en la que se mete de rondón una crítica a la sanidad privada, como si ésta no fuese un complemento de aquélla y sirviese para descargarla del exceso de trabajo de sus profesionales.
O sea, que si fuese por la izquierda rodo sería público en este país, aunque esté por demostrar que lo público sea más racional y eficiente que lo privado. Aun así, la tendencia hacia la institucionalización del trabajo según criterios públicos la tenemos de manifiesto en el incremento paulatino del PIB del sector público y en el aumento del porcentaje de trabajadores públicos en el mercado laboral. Y eso, pese a los augurios de los izquierdistas ni es bueno ni es rentable para el conjunto de España.