Armas y demagogia

Resulta que según la ministra Ione Belarra no hay dinero para armas y tanques porque habría que quitárselo a gastos y programas de cobertura social que los necesitan.

Planteado así el dilema, todo el mundo estaría de acuerdo en no quitar un euro a sanidad y a educación, por ejemplo. Y no sólo para gastos de defensa, porque la frase podría aplicarse lo mismo a inversiones en carreteras o cualquier otra infraestructura si eso fuese en detrimento del gasto social.

Pero no es así. Estamos hablando de magnitudes bien diferentes que responden a distintas partidas presupuestarias. El dinero para educación y sanidad ya está asignado y nadie le tocará un pelo. Son otras las partidas de un presupuesto elefantiásico las que se modificarían con inversiones y créditos extraordinarios para dotarnos de la defensa que necesitamos.

No deja de resultar sintomático que sea precisamente Unidas Podemos —que no ha citado nunca la agresión de Rusia a Ucrania y habla de la guerra como si fuese cosa de dos países iguales e irreconciliables— la que no se siente concernida por incrementar y asegurar la defensa de nuestro país. Máxime, cuando el boicot europeo a Moscú le está saliendo carísimo a la Unión Europea y la mejor solución del conflicto sería una victoria militar de los ucranianos invadidos.

Pero, claro, la demagogia es la demagogia y entre cañones o mantequilla, que se decía antes, cualquiera con sentido común preferiría fabricar comida en vez de armas, aunque una cosa y otra no sean excluyentes.

De ahí la trampa de Ione Belarra y sus acólitos de no oponerse a una invasión en Europa sin reconocerlo y plantear a la vez un falso dilema que debilitaría aún más a un país, el nuestro, que nunca ha tenido la seguridad entre sus máximas prioridades.

A Contracorriente
Enrique Arias Vega