Maravillosa versión de «Un ballo in maschera»

Aunque quizás la escenografía no fuese un plato al gusto de todos, sin embargo podemos asegurar que la versión de Un ballo in maschera estrenada en el Palau de Les Arts fue maravillosa, cosechando un rotundo éxito.

La escenografía trató de ser original, con una tramoya que sorprendió al público.

En los actos I y III, la presencia de receptores de televisión quizás tenía la misión de difundir los mensajes áulicos, en particular, los de Riccardo, el Conde de Warwick. En el Acto II, la ubicación en escena de un vetusto automóvil y una torre de telefonía, simulando un paraje abandonado donde campaban a sus anchas unos jóvenes poligoneros, resta encanto al lugar en donde se encuentran y se confiesan su amor Riccardo y Amelia, aunque lo acerca al contubernio de los conspiradores. El uso del coche en escena se remonta a la década 1980-1990, cuando la Fura dels Baus los usaba con propósitos mecanoclastas. A comienzos de los años 90, pudimos contemplar en Valencia una zarzuela en el Teatro Principal con un coche en escena. La vestimenta, de nuestro tiempo. Poco trabajo para el iluminador, con unos furtivos rayos en el cielo. Los figurantes agregaron versatilidad.

La interpretación musical, una de las mejores que hemos escuchando en la presente década.

Comencemos por el más brillante cantante masculino de todo el reparto: el barítono italiano Franco Vassallo. Nada se le puede reprochar a este milanés. Espectaculares agudos, buenos graves y un registro medio poderoso y muy expresivo. Otro aspecto que no descuidó el cantante transalpino es la veracidad interpretativa. La dicción, clara, modélica. Su compatriota, el tenor Francesco Meli, es un maravilloso tenor spinto, idóneo para la interpretación de esta ópera.

Verdaderamente emocionante cuando encarnó a Riccardo, este genovés posee un caudal sonoro harto inusual, asistido por una amplia gama, muy sólida. Impecable en su afinación, quizás le falte pulir un poquito el timbre al transitar por el registro sobreagudo. En el campo femenino, la soprano dramática de coloratura italiana Anna Pirozzi cautivó al público. La agilidad con la que transita esta napolitana hacia sus gamas agudas le permite explotar el pathos, dentro de una interpretación muy conmovedora. Maneja con mucha habilidad las medias tintas, sin descuidar su vena lírica. Magnífica la soprano de coloratura valenciana Marina Monzó, un valor al alza; así como la mezzosoprano y contralto polaca Agnieszka Rehlis, con unos graves telúricos. El resto de voces, a la altura de las circunstancias.

Gran despliegue de timbres de la Orquestra de la Comunitat Valenciana, así como un precioso empaste de registros agudos masculinos en el Cor de la Generalitat Valenciana. Finalmente, el director de orquesta siciliano posee una musicalidad envidiable.

FICHA TÉCNICA

Lugar y fecha: Palau de Les Arts Reina Sofía, Sala Principal, domingo, 21 de mayo, 18 horas.

Programa: Un ballo in maschera, ópera en tres actos de Giuseppe Verdi.

Reparto: Francesco Meli, tenor (Riccardo); Anna Pirozzi, soprano (Amelia); Franco Vassallo, barítono; Marina Monzó, soprano (Óscar); Agnieszka Rehlis, contralto (Ulrica); Antonio Lozano, tenor (Juez); Toni Marsol, bajo (Silvano); Thomas Viñals, tenor (Sirviente de Amelia); Irakli Pkhaladze, bajo (Samuel); Javier Castañeda, bajo (Tom).

Director de escena: Rafael R. Villalobos.
Escenografía: Emanuele Sinisi.
Vestuarios: Lorenzo Caprile.
Iluminación: Felipe Ramos.
Movimiento escénico: Javier Pérez.
Vídeo: Cachito Vallés.
Coro: Cor de la Generalitat Valenciana.
Orquesta: Orquestra de la Comunitat Valenciana.
Dirección musical: Antonino Fogliani.