Bello montaje de Orfeo ed Eurídice, aunque amputado

– El Palau de Les Arts registró el día del estreno una buena entrada de público.

– Los aficionados saben que esta ópera de Gluck es un capolavoro, una obra maestra.

El coliseo valenciano no defraudó en absoluto las expectativas previas y ofreció un bello montaje. Lo que ocurre es que la versión que se sirvió está amputada.

La escenografía es muy original, pues convirtió el mundo en un paisaje lóbrego, desértico, pedregoso, con fácil acceso al inframundo a través de una trampilla excavada en la tierra, como la vieja Escalera de Caronte en los antiguos teatros griegos. De manera que el orbe de los vivos y el de los muertos estaban más unidos. La iluminación fue epatante gracias a los proyectores con luz diagonal, amarillenta, para expresar la luz solar sobre el yermo paraje. La vestimenta contemporánea no la considero adecuada.

La versión que se interpretó parece un amasijo entre las originales del compositor, escritas en los años 1762 y 1774. Pero, aun así, hubo sustracciones lamentables: No se ejecutó la Danza de las Furias (versión de 1774); tampoco pudimos ver un ballet previo (versión de 1762) a la Danza de los espíritus felices (versión de 1774), ni el aria con coro <Quest’asilo ameno e grato>, cantada por Eurídice.

La batuta de Gianluca Capuano cometió algunas diabluras.

El milanés recurrió a los románticos rubati (combinar la dinámica con la agógica simultáneamente; esto es, aumentar el caudal sonoro mientras se acelera el paso, y viceversa), manejó las dinámicas a su antojo (respuestas del coro de Furias Euménides a Euridice), alargó algunos silencios y no permitió saborear el mensaje del coro final. No obstante, manejó bien los recitativos accompagnati, sobre el fondo sonoro de los instrumentos de cuerda y, en fin, supo mantener en vilo la tensión argumental. Hay que agregar a su favor que las arias se ornamentaron progresivamente conforme se iban sucediendo los estribillos, intercalados entre los recitativos.

El cantante estelar, el italiano de Lugo, Carlo Vistoli, hizo una interpretación verdaderamente espectacular y memorable.

Se trata de un contratenor contralto, rara avis en el mundo de la lírica. Derrochó lirismo y dramatismo sabiamente. Maravillosas las distintas arias que cantó y mejor aún en los recitativos. Tiene este ravenense un color oscuro que emociona al espectador.

Su compañera y esposa en el reparto, la calabresa Francesca Aspromonte, brilló más en los recitativos, muy teatrales, y gustó mucho en su aria <Che fiero momento>, muy bien articulada.

El papel de hijo de la diosa Venus le correspondió a la soprano franco-rusa Elena Galitskaya. Una voz bonita, flexionada, pero menguada. En su aria <Se il dolce suon della tua lira> podía haberle sacado más partido al transitar por el registro agudo.

La orquesta, magnífica, brillando con sus timbres en las sucesivas reapariciones de los estribillos de las arias. El coro, como siempre, con un gran nivel.

FICHA TÉCNICA:

Lugar y fecha: Palau de Les Arts Reina Sofía, 3 de marzo, domingo, 18 horas.

Programa: Orfeo ed Euridice, ópera en 3 actos con libreto de Raniero de Calzabigi y música de Cristoph Willibald Gluck.

Reparto: Carlo Vistoli, contratenor contralto (Orfeo); Francesca Aspromonte, soprano (Euridice); Elena Galitskaya, soprano (Amore).

Dirección de escena: Robert Carsen.

Escenografía y vestuarios: Tobías Hoheisel.

Iluminación: Robert Carsen, Peter Van Praet.

Coro: Cor de la Generalitat Valenciana.

Orquesta: Orquestra de la Comunitat Valenciana.

Dirección musical: Gianluca Capuano.