Luisa C. Perosán: Lobezno VS Pensionistas.

– Lobezno es un joven liberal que se gana muy bien las habichuelas gracias a su éxito en You Tube.

Huyendo del espolio fiscal español, emigró a Andorra, y ahora, desde su pulpito en internet, se ha puesto a pontificar sobre las pensiones. Cada cual tiene derecho (de momento) a decir lo que quiera y a expresar su opinión. La opinión de este muchacho, que no debe tener ni treinta años, es que, por culpa de los abuelos españoles, los nietos estarán en la miseria.

Sostiene Lobezno que, entre el numeroso grupo de los jubilados, se encuentra una mayoría de gente egoísta, que vota a quien le sube la pensión veinte euros.

Existir existen, aunque no son tantos como el cree, porque de ser así, el PSOE tendría mayoría absoluta. Opina este joven liberal, que esos jubilados “tienen los cojones empadronados en el sofá”. Y no solo es Lobezno quien opina de esta forma, otros “creadores de contenidos” como Visualpolitik, ya han puesto su granito de arena para difundir esta idea que, como los Protocolos de los sabios de Sion, pretende poner en la diana a un culpable absoluto. Y no me parece nada casual.

“Se vienen problemas gordos” y hay que empezar a sembrar la cosecha para después desviar la atención del verdadero problema propagando una falsa idea.

No sé por qué lobezno o Visualpolitik difunden esta consigna de los abuelos egoístas. Es una conclusión a la que solo se llega cerrando los ojos al verdadero problema de España.

Desde prácticamente principios de los ochenta España ha sido sistemáticamente desmantelada, expoliada.

Su industria se fue destruyendo a cambio de limosnas y es donde comienza el problema, aunque no es la única causa. Mientras Felipe González se dedicaba a cerrar Altos Hornos, con la excusa de que no eran rentables, evitaba las revueltas y ganaba votos jubilando a trabajadores con cincuenta años o menos. Lo mismo en Telefónica, lo mismo en Hidroeléctrica y así suma y sigue. Y esto se ha seguido practicando desde entonces hasta hace muy poco, sobrecargando un sistema con gente que ahora llevará más de veinticinco años jubilada.

A esto le vamos a sumar el alegre reparto de paguitas entre los de “la exclusión social”, esos para los que se construyeron barrios enteros, (todos sabemos a quién me refiero) esos barrios que son como reservas, con colegios comedor y familias subsidiadas por el contribuyente. Y como si esto de por sí no fuera una locura, ahora con el mega negocio de la inmigración, cada extranjero nos cuesta un potosí. Si contamos cuanto nos cuesta esta pesadilla y lo repartimos en pensiones de esas de novecientos euros, veríamos que nos salen bastantes.

Aun así, no son estas las únicas causas del problema.

El dinero en España se derrocha, se va por el sumidero, y en gran parte para mantener un estado elefantiásico y una clase política que viven como auténticos sátrapas. La ruina de las comunidades autónomas nos resta mucho, la cantidad de funcionarios que sobran también. El desperdicio en televisiones (no se salva ni una) en radio y en periódicos.

Ni qué decir tiene los chiringuitos de todo tipo y los parásitos de “la cultura” esos que “quieren dinero, dinero público para hacer sus películas”.

Si sumáramos todo el gasto y el derroche que nadie quiere tocar, veríamos que con ese dinero se podrían hacer muchas cosas. Solo con lo que se recauda como impuesto directo a los fumadores, el presupuesto dedicado a sanidad estaría cubierto. ¿Dónde va el dinero?.

Dice Lobezno en su vídeo, que esos jubilados vivieron en un periodo de expansión económica y es verdad, por eso trabajaron la gran mayoría, durante cuarenta años o más. Tampoco tuvieron el problema de la especulación con la vivienda, ni las mil y una trabas que pone el estado a un emprendedor, ni la sangría fiscal imperante.

Pero sus hijos sí. Sus hijos tuvieron que esclavizarse con hipotecas de treinta años o más, sus hijos tuvieron que comprarlo todo a plazos, y tuvieron que tirar de prestado con tarjetas de crédito abusivas, porque la hipoteca se comía su sueldo.

El resultado con estos mimbres es un descenso brusco de la natalidad.

Esos nietos que preocupan a Lobezno son pocos, muy pocos. Y, además, como él, muchos emigran a otros paises en busca de mejores condiciones. Esos que le preocupan a Lobezno están siendo sustituidos por africanos.

Lobezno se queja de que esos jubilados votan mal. Que no mueven un dedo para que las desastrosas políticas económicas de España cambien. Así que recuerden, que antes de “estirar la pata”, deben preocuparse de cambiar las cosas para que los de su edad tengan un futuro “menos negro”.

No me parece casual que se intente deslizar esta idea de que el gasto en pensiones es lo único que lastra a España económicamente.

Parece más bien que lo que se intenta es crear un enfrentamiento, una división más entre españoles. Una división que nos debilite. Ya estamos enfrentados entre rojos y azules, entre mujeres y hombres ¿por qué no entre jóvenes y viejos?. El sistema funciona, se ha visto estos días con la ridícula polémica entre programas de televisión, con la enconada defensa que ha hecho la gente de un ricachón u otro.

Todo vale con tal de despistar y dividirnos, de enfrentarnos, mientras los que viven a nuestra costa hacen y deshacen, sin que veamos los verdaderos problemas.

Si en los ochenta no hubiéramos aceptado el desmantelamiento de España, ahora no estaríamos así, pero nos inundaban con europeísmo, con idioteces de ser europeos, como si hubiéramos sido antes de eso asiáticos. Nos mintieron descaradamente mientras rojos y azules obedecían a los mismos amos. Y ahora, para culminar su infame obra, están regalando nuestro país a extranjeros.

El gran problema de España es en primer lugar sus políticos, los puestos a dedo en las instituciones, y que en gran parte no saben ni hacer la O con un canuto.

Las diecisiete satrapías y sus gobiernos y duplicidades, los puestos de funcionarios inútiles, y los parásitos autóctonos o extranjeros. Sumemos eso y puede que nos empiecen a salir las cuentas, antes de pensar que un abuelo que cobra novecientos euros después de haber trabajado cuarenta años es el problema.