Los vecinos de Orriols vuelven a la calle pidiendo soluciones a sus problemas

De nuevo las calles del popular barrio valenciano de Orriols se llenarond e vecinos pidiendo que se actúe. Las soluciones prometidas no llegan a cuajar, y los vecinos tras meses y meses de promesas, recelan ya de las buenas palabras de Joan Ribó y Sandra Gómez.

«Con delincuencia no hay convivencia»

La delincuencia no se ha acabado en Orriols, sino que sigue a pie de calle, pero con menor intensidad. Aún así, hace poco dos vecinos fueron asaltados en plena calle y agredidos.

Los vecinos han soportado agresiones, violencia, amenazas,…durante muchos meses sobre su espaldas y exigen soluciones ya

Una de las representantes vecinales ha sufrido amenazas, muchas viviendas siguen ocupadas y convertidas en narcosalas. Todo sigue igual para los vecinos de Orriols meses después.

No es posible aguantar esta violencia deforma continuada ni esta presión durante meses, años. No es entendible que las instituciones no hayan actuado con contundencia ni erradicado los problemas estructurales.

Únicamente se ha aumentado la presencia policial, pero con una plantilla policial bajo mínimos en la Ciudad de Valencia esto es en detrimento de otros servicios. Pero los proyectos de inversión no llegan, como siguen sin llegar los proyectos sociales ni el refuerzo de los servicios sociales tan necesitados en algunos barrios.

Detectados los problemas pero sin soluciones que los atajen

La Policía Local detectó más de cien viviendas ocupadas ilegalmente. Muchas de ellas convertidas en narcosalas o viviendas de delincuencia. Se ha avisado por carta a los vecinos, pero aún no se ha producido actuaciones más contundentes con los delincuentes. Que por otra parte están perfectamente identificados y cuyas ubicaciones igualmente son conocidas.

Hace falta valentía y voluntad política para afrontar los problemas. Porque los vecinos de Orriols desesperan ante la extrema lentitud de las autoridades en solventar unos porblemas que hace meses deberían haberse solucionado.

Los vecinos claman por un barrio seguro, diverso y digno. Ahora falta que Joan Ribó y Sandra Gómez les escuchen.