La escuela pública abandona a las familias

La reciente norma que permite modificar los horarios de la jornada escolar a la dirección
del centro unilateralmente está perjudicando gravemente a las familias. Quienes se ven afectadas a nivel económico, social y de conciliación.

Recientemente se ha modificado la normativa, por lo que ahora se permite a los centros escolares modificar el horario del centro escolar sólo con el consenso del profesorado. A nadie se le escapa que toda persona trabajadora quiere que su jornada laboral sea la más conciliadora posible en su día a día. Pero para muchas familias la escuela es el elemento básico y fundamental para poder conciliar con las vidas laborales de quienes tenemos menores a nuestro cargo.

Las familias no son tenidas en cuenta a la hora de cambiar el horario lectivo gracias a la ley 9/2022 de Marzá

La orden 9/2022 creada por el anterior conseller de Educación, Cultura y Deporte, Vicent Marzá i Ibáñez, permite al profesorado cambiar el horario escolar con una mayoría simple, es decir, que no tenga en cuenta la voz de las familias en el Consejo Escolar, quien tiene la minoría de los votos.

La Consellería ha trasladado un problema laboral y sindical a las familias, quienes han visto recortadas las horas de atención en las escuelas públicas con jornada partida. Son muchas las que han reducido la jornada lectiva a antes de las 17h de la tarde, o que directamente han optado por la jornada continuada ofreciendo actividades extraescolares gratuitas. Con dudosa base pedagógica, que con el tiempo se ha observado que acaban desapareciendo de la escuela.

El Colegio Max Aub de Valencia y la nula conciliación de las familias

Esto es lo que está ocurriendo en el CEIP Max Aub de Valencia. Donde se ha modificado el horario sin el visto bueno de las familias. Está generando muchísimos problemas entre las familias usuarias de este centro.

En los cursos anteriores la jornada escolar finalizaba a las 17h, dejando entre el horario de mañana y el horario de tarde un espacio lo suficientemente amplio para que muchas familias pudieran recoger los menores a su cargo. Para que comieran y descansaran en casa y acudieran por la tarde a clase. Ahora, este espacio se ha minimizado de tal manera que ha crecido la demanda del comedor hasta prácticamente no tener espacio para ni un sólo comensal más. Pudiendo llegar a tener que rechazar a niños y niñas que necesiten el comedor, por no disponer de plazas suficientes.

Por otra parte, al terminar a las 16:15 en vez de a las 17h se han tenido que
contratar numerosas actividades extraescolares, a nivel particular. Han supuesto un aumento del coste para las familias, que ya con el aumento de los precios en bienes
básicos, ven mermada su economía doblemente.

Ahora, las actividades extraescolares no se eligen en función de gustos sino de necesidad.

No importa tanto lo que quieran los y las menores, sino lo que necesiten las familias para poder terminar sus respectivas jornadas laborales.

Las mujeres trabajadoras las grandes perjudicadas

Además de ello, está demostrado que en el momento en que se tienen que solicitar o modificar horarios laborales en las familias para conciliar con los menores a cargo, son las mujeres. Las que en un 87% de las ocasiones ven reducidas capacidades de progreso profesional, siendo las mujeres las que renuncian.

Ante esto la Consellería se lava las manos. Ha redactado una norma contradictoria, en la que pone un tiempo mínimo para comer, descansar y jugar de hora y media para el alumnado de infantil y primaria. Provocando comer rápido, no tener tiempo de siesta para infantil y apenas tiempo de juego. Este tiempo mínimo tiene otro daño colateral, los y las monitoras de comedor han perdido horas de trabajo en sus contratos, pasando de tres horas a hora y media, con el recorte en sueldos correspondiente.

Se ha incrementado la demanda de servicios complementarios que deberían ser fundamentales como el comedor o las extraescolares. Todo ello, sin prever un sistema
de ayudas que permita a las familias asumir los costes medios.

Las cifras para la economía familiar

Hablemos de cifras, de media el comedor tiene un coste de 90€ mensuales. Al que con esta situación se le tiene que añadir aproximadamente 20€ mensuales por día de actividad extraescolar. Lo que en total supone un gasto medio mensual de 190€ por menor del centro escolar público.

Una decisión fundamental como el horario de un centro público de educación, debería tomarse por consenso entre familias y profesorado. Teniendo en cuenta las consecuencias sociales, económicas y de conciliación que conlleva tomar una decisión sin contar con las familias.

La Consellería debe rectificar, ampliando los tiempos entre el turno de mañana y tarde. Garantizando la conciliación de las familias sin empobrecerlas más, y garantizar al profesorado las condiciones laborales óptimas para que sea el mejor profesorado para las generaciones venideras.

Padres/Madres del Colegio Max Aub de Valencia