Ferran Gil: Se hace largo

Se hace largo opinión semanal en Valencia News de Ferran Gil.

Larga, y cada vez más dramática, se está haciendo la dichosa y terrible pandemia que nos ha tocado padecer y que nos azota brutalmente.

De la que tanto se habla, por lo que, sin tener solución alguna a la misma, no me veo en condiciones de escribir sobre la misma. Más allá de condenar las irresponsabilidades ciudadanas y la nefasta gestión de unos gobernantes ineptos, que dando palos de ciego y en base a mentiras sin dar ejemplaridad, han perdido toda credibilidad sanitaria, económica y social.

Sin intención de comparar ni de lejos la situación, largas se hacen también las esperas en obras y actuaciones provisionales a las que estamos condenados y acostumbrados desde tiempo inmemorial. Si históricamente se han considerado ejemplo de obras nunca acabadas, las del Escorial en Madrid o la Sagrada Familia en Barcelona, podemos asegurar sin riesgo a equivocarnos, que aquí en la Comunitat Valenciana somos los indiscutibles líderes en cuanto a demoras o provisionalidades de ver acabados definitivamente los proyectos de necesitadas infraestructuras, tanto públicas como privadas.

Máximo exponente de estas últimas es la del Nuevo Mestalla. Desafortunada denominación, porque de nueva ya no tiene nada. Y tampoco está situada en el barrio del mítico templo del estadio valencianista. Pero en general abundan las de ámbito público. Esas que son sufragadas con fondos económicos de la ciudadanía. Que a veces no se llegan ni a disfrutar como bien de interés público, objetivo con el que se proyectan.

Mucho nos llevaría analizar una por una. Pero por señalar solo algunas que nos vienen a la memoria del desespero, por haber sufrido vergonzosos retrasos y después de ser los últimos, ahí tenemos ejecuciones como el Plan Sur, la red de Autopistas, el AVE y tantas otras que hoy tienen como sucesoras por ejemplo el Plan del Cabanyal, la ampliación del Puerto y la Marina, el Corredor del Mediterráneo o la nueva prisión de Dos Aguas, que llevan décadas en lista de espera. Sin que a medio plazo se advierta puedan ser realidad.

Y si desviamos la vista hacia las obras calificadas de provisionales, comprobaremos que acaban siendo definitivas. Solo hay que referirse a la Estación Joaquín Sorolla. Camino que llevan de seguir otras como las peatonalizadas plazas del Ayuntamiento o San Agustín, que adoptando el termino de eventuales, tratan de disimular las chapuzas y empastres que en ellas ejecutaron nuestros mandamases municipales.

¿Y el Palau de la Música?

Otra historia sangrante de absoluto abandono es la del Palau de la Música. Por propios deméritos. Donde se escalonan los despropósitos que culminan con un espacio vital para una cultura tan importante en nuestra tierra, como es la musical. Cerrado desde hace años y sin visos de solucionar sus grandes deficiencias que permitan ser reparadas, para desesperación de los melómanos y del pueblo valenciano en general.

Pero el asunto requiere un espacio en exclusiva donde comentar los numerosos problemas que acechan a una imprescindible instalación. En su día envidia de medio mundo, y hoy abandonada a su suerte, gracias a la ineptitud de sus gestores al frente de la concejalía municipal del área.

En resumen, retrasos, ineficacia, desidia, improvisaciones, desinterés, abulia, dejadez…

Y a pagarlo como siempre el pueblo. Que dicho sea de paso tiene mucho de muelle y meninfot.

Y eso las autoridades lo saben. Y se aprovechan.

Lo sufrimos de antaño.

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