Ferran Gil: Las administraciones públicas valencianas

Las administraciones públicas valencianas. Opinión semanal en Valencia News de Ferran Gil.

Es de una frivolidad tan asombrosa como indignante, el comprobar como los «Botànics» en sus versiones Consell, Diputación y Ayuntamientos, continúan trufando con suculentas subvenciones a las entidades catalanistas.

Dentro de lo censurable que es la noticia ya de por sí, se agrava mucho más teniendo en cuenta la situación actual, en tiempos donde no hay actividades y difícilmente los beneficiarios pueden justificar el caudal acumulado (lo mismo debe de ser la tónica habitual) que asciende nada menos que a 3,1 millones de euros en el año pasado.

Despilfarro de dinero que recordemos sale de las arcas públicas y en momentos de pandemia con necesidades perentorias. Así es casi insultante con la que está cayendo en plena crisis sanitaria y económica, con familias sin trabajos ni recursos, con la falta de ayudas a pymes y autónomos de todos los sectores.

Con colas de gente buscando que llevarse a la boca en los bancos de alimentos entre otras muchas negativas circunstancias, que los organismos de la administración pública regalen y dilapiden esas importantes cantidades a conocidas organizaciones de tinte catalanista. En especial a Acción Cultural del País Valencià, Escola Valenciana o El Micalet con sus correspondientes collas satélites, para el fomento de causas que nada incumben al pueblo valenciano, todo lo contrario. Pues como ya sabemos su espíritu está basado en el fomento y expansión de la cultura catalana en pro de los inexistentes Paísos Catalans, con la porción sectaria independentista incluida. Los caprichos se los paga cada cual de su bolsillo.

Pero la culpa no es de estos, ni de los políticos, sino de quien lo consiente.

Nunca podré entender como hay gente valenciana que acepta, aprueba y apoya estas prácticas a la hora de introducir su papeleta de voto en la urna. Ni siquiera por fidelidad o lealtad a una ideología que se antepone al bienestar social. Principio elemental en la convivencia democrática tanto de la sociedad como del género humano.

A estas alturas, el pueblo es pequeño y nos conocemos todos, lo del factor ignorancia o sorpresa no tiene cabida. Muy preocupante resulta el conformismo unido a la falta de reacción de una ciudadanía que tiene y debe de sentirse orgullosa de su condición de valenciana.

El mundo, peligrosamente, se está deshumanizando.

Ferran Gil: A mi aire