Fernando de Rosa “ Comer bien, vivir bien”

Fernando de Rosa “ Comer bien, vivir bien”

  • El Ayuntamiento de Valencia, dirigido por el alcalde Ribó y la Vicealcaldesa Gómez, cada vez va a peor.

La última ocurrencia ha sido la de promocionar los productos ecológicos de proximidad de Mercavalencia, de manera estrafalaria, soez y de mal gusto.

Así, por iniciativa de Compromís, dos mujeres se han paseado disfrazadas por el Mercado Central de Valencia, con cartel en mano donde se indicaba: “Menja bé, caga bé”. Es increíble la deriva que está tomando el gobierno municipal, donde cada vez más, se encadenan más errores y escándalos.

De entrada, es discutible, por ser competencia desleal, que se permita la promoción de la ecotira en mercados municipales, donde muchos de los propietarios de sus puestos no adquieren sus productos en ese lugar. Y, por otro lado, mal debe de andar de ideas la Concejalía de Emergencia Climática, dirigida por Alejandro Ramón de Compromís, y el alcalde Ribó, si la única manera que se les ocurre de promocionar la adquisición de esos productos es con ese eslogan simplista, fuera de lugar y de mal gusto. Sin embargo, creo que, en realidad, el subconsciente les ha delatado.

  • Compromís, con sus acólitos socialistas, solamente andan preocupados por comer bien, y vivir bien, eso es lo único que les preocupa y les ocupa.

Así han entendido la gestión municipal desde que llegaron al gobierno, acrecentado durante la gestión de la crisis sanitaria y social generada por la pandemia. En ningún momento han sido capaces de demostrar empatía con quienes lo pasan realmente mal.

No han sabido ponerse al lado de tantos y tantos comerciantes de nuestros barrios, que viven con incertidumbre y preocupados por llevar a casa unos ingresos para dar comer a su familia. En definitiva, la política de Compromís y del Partido Socialista es la del disfraz, la fanfarria, las camisetas y los carteles. En eso se queda el mensaje de regeneración democrática de la izquierda. Mientras, ellos a comer y a vivir bien. Ahora que saben que se acerca un cambio de ciclo político y que los sondeos ya dejan ver que es posible que el Partido Popular recupere el gobierno de la ciudad de Valencia, con más afán se dedican a esos menesteres.

  • La imagen de esas dos mujeres disfrazadas, sonando música y con carteles con eslóganes soeces, representa el fin del ciclo político de la izquierda: decadencia, mal gusto y falta de empatía.

A los errores en la gestión, también hay que sumar los escándalos que se van conociendo y que afectan a las arcas municipales. Así, por un lado, hemos sabido que la Agencia Valenciana Antifraude ha iniciado una investigación por el cobro de sobresueldos de concejales de los partidos que conformaron el gobierno municipal en la anterior legislatura: Compromís, Partido Socialista y Valencia en Comú.

Se trata de un total de 772.000 euros que se asignaron los partidos del gobierno municipal con el objeto de complementar el sueldo recibido como concejales y que Antifraude indica que no había causa objetiva que lo justificara. Por otro lado, no hay que olvidar el abuso que hace el Ayuntamiento de los contratos a dedo con el objeto de eludir los concursos públicos.

Así, el año pasado, el Ayuntamiento gastó siete millones y medio de euros en un total de 2.000 contratos a dedo. 40.000 euros, también gastados de esa manera, es lo que costó la polémica cabalgata de Reyes del mes de enero pasado. Además, hay que tener presente que Antifraude ha ampliado la investigación sobre la asignación de contratos para la reforma de la plaza del Ayuntamiento.

  • Es hora de devolver la dignidad a la gestión municipal, y, sobre todo, hacerlo para que todos los comerciantes, autónomos y empresarios, puedan crear empleo.

Lo importante no es que la izquierda coma y viva bien, sino que trabaje para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos de Valencia. Han demostrado que son incapaces de hacerlo, por muchos disfraces de política social que se pongan. Deben dejar paso a un nuevo gobierno municipal y autonómico que devuelva la ilusión y la buena gestión.