Las zonas afectadas por el incendio de la Vall d’Ebo, en la que se han calcinado miles de hectáreas de cultivos de secano de olivar, cerezo y almendros, así como colmenas y pastos para el ganado, tienen una particularidad. Tardan más de cinco años en ponerse en marcha y empezar a ser rentables.
En la Montaña de Alicante impera una economía de subsistencia, donde los agricultores cuentan con pequeñas o medianas explotaciones sobre todo de carácter familiar, y practican una comercialización básicamente local y provincial. Por esta razón, sus limitados ingresos no les permitirán asumir los costes de emprender la recuperación de unos cultivos arruinados por la acción del fuego.
En este sentido, ASAJA Alicante solicita una «renta agraria» que permita garantizar unos ingresos mínimos a los agricultores y ganaderos de las comarcas afectadas. Con el objetivo de que puedan poner en marcha la recuperación de sus cultivos de secano y evitar que se vean obligados a abandonarlos. Un hecho que incrementaría la despoblación en los valles de la montaña alicantina, ya gravemente golpeados por la tala indiscriminada de almendros por la erradicación de árboles sanos para combatir la Xylella fastidiosa.
ASAJA Alicante pone a disposición de las autoriades su equipo técnico y profesional
A fin de agilizar la puesta en marcha de esta iniciativa, la asociación agrícola pone a disposición de la Conselleria de Agricultura y de los Ayuntamientos de los municipios afectados a todo su equipo técnico y profesional. Para llevar a cabo cuantos trámites e informes sean necesarios.
Asimismo, ASAJA Alicante reivindica el papel de las cooperativas agrarias en la dinamización de la economía local de la Montaña de Alicante. Además propone una línea de ayudas dirigida específicamente a estas organizaciones, para que puedan cubrir los gastos fijos que no podrán asumir los agricultores. Todo ello, insiste, enmarcado en un plan estratégico que aborde los numerosos problemas a los que tienen que hacer frente todos aquellos agricultores, ganaderos y apicultores que viven de la actividad agrícola en La Marina Alta y el Comtat. Quienes contribuyen a crear y mantener el ecosistema de la zona.