La Valencia de la pobreza y suciedad que Ribó oculta

La Valencia de la pobreza y suciedad que Ribó oculta

Una alquería medio derruída y ocupada da la bienvenida a los viajeros de Renfe cercanías y media distancia a escasos 200 metros de la Nueva Fe.

Una alquería ocupada, por un asentamiento familiar, donde tienen una docena de cabras y un depósito de materiales. Se acumula basura y suciedad que ocupa una gran superfície. Allí junto a las bicicletas de los que asaltan los contenedores.

Esta no es la Valencia de diseño que vende Ribó

Una ocupación ilegal a la que se accede por un camino de tierra que parte desde el colegio Profesor Sebastián Burgos, junto a San Isidro y la zona sur de Malilla. Está en la Avenida de Federico García Lorca.

La suciedad y los diversos materiales se acumulan sin control, esparcidos por el suelo, contaminando la tierra. Esta Valencia que recicla, se topa con la realidad de unos individuos, que recogen chatarra y enseres varios de contenedores de Valencia y allí los depositan, echando y esparciendo los materiales que no les sirven.

Una alqueria cuyo techo se derrumbó y ocupada ilegalmente. Esta es la Valencia real, con un índice de pobreza que abarca a más del 20% de la población. Con una cifra de paro que supera la media nacional y con unos datos que preocupan.

Lo imprescindible para Ribó es dejar su huella como el faraón

El Faraón Ribó quiere dejar su huella en Valencia, y no será por ser el adalid de la transparencia que tanto exigía para los demás y no se aplica a sí mismo. Será recordado por el alcalde de las imposiciones y las miles de fiestas. Llena Valencia de carriles bici y como bien dice su alcalde Sergi Campillo «Dificultamos adrede el tráfico de coches».

«Claro que dificultamos el uso del coche, lo hacemos adrede» asegura Sergi Campillo

Pero se olvidan de lo principal: las personas, los habitantes de una ciudad cada vez más agresiva y donde uno pierde la paciencia de forma más fácil cada día que pasa. Una ciudad donde moverse es difícil y complicado y cada día más. Una Ciudad que vende diseño, pero en realidad tiene penurias y miserias que tapa con sus campañas de diseño (por cierto, parece que la mayoría otorgadas a estómagos agradecidos afines).

Imagen de la alquería y la inmundicia desde Google Maps