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El retrato de ‘Madeleine de L’Aubespine’, de J. Decourt, y ‘El entierro de Cristo’ de S. Barabino se incorporan a la colección permanente del MuBAV
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Los cuadros se exponen en la nueva sala con otras 14 obras maestras de la pintura europea flamenca, italiana y española
El Museo de Bellas Artes de València (MuBAV) ha presentado este martes la nueva instalación museográfica de la sala de la colección permanente dedicada al manierismo europeo. La nueva sala, situada en la planta baja del museo, está conformada por dieciséis pinturas de reconocidos artistas representantes del manierismo, tendencia que se consolidó en Europa durante las décadas centrales del siglo XVI. La pintura flamenca, italiana y española se dan la mano en esta nueva sala.
De ellas, dos se presentan por primera vez al público tras su reciente adquisición para formar parte de los fondos públicos del centro. Es el caso de ‘El entierro de Cristo’ de Simone Barabino; y el retrato de ‘Madeleine de L’Aubespine’ del francés Jean Decourt, ambas adquiridas por la Generalitat en 2024 para el museo. Esta última, además, ha sido recientemente restaurada por el Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+i).
En la nueva sala, que ya puede ser visitada por el público, las nuevas piezas conviven con otras de la colección del museo, entre las que destacan los retratos de la familia Vich realizados por Antonio Stella, el ‘San Pedro’ de Michel Coxcie, el retrato de ‘Leonardo Argensola’ de Antonio Ricci, el ‘San Juan Bautista’ de El Greco, el ‘Calvario’ de Adriaen Thomasz Key o la ‘Adoración de los pastores’ de Marten de Vos.
Durante el acto de presentación, la secretaria autonómica de Cultura, Pilar Tébar, ha indicado que “el Museo de Bellas Artes de València crece en calidad de manera sostenida gracias al intenso trabajo y el respaldo institucional”.
Tébar ha subrayado que la nueva sala dedicada al manierismo es “una excelente muestra de las distintas tendencias que animaron la pintura europea de la segunda mitad del siglo XVI”, con la que se pone “a disposición del público valenciano una parte fundamental de nuestro patrimonio cultural”.
En concreto, respecto a las obras adquiridas ha apuntado que con su incorporación a la colección permanente “el Museo de Bellas Artes de València sigue construyendo su vocación de pinacoteca de relevancia internacional, avanza en la ejecución del plan museológico de la institución e insiste en su camino hacia la excelencia”.
Ha explicado que la nueva sala refleja el crecimiento de los fondos del museo, basado en la recuperación del patrimonio propio, nuevas adquisiciones como las de Decourt y Barabino, y donaciones como las de Adriaen Thomasz Key y Marten de Vos.
Por su parte, el director del Museo de Bellas Artes de València, Pablo González Tornel, ha afirmado que el museo del futuro “debe asentarse sobre obras maestras de la historia de la pintura” y ha señalado que el Bellas Artes “crece en calidad científica y proyección internacional gracias al diálogo entre lo local y lo foráneo”.
El manierismo, un estilo europeo
El manierismo suele entenderse como la generalización de una determinada forma de pintar o esculpir, una ‘maniera’, que se consolidó en los distintos estados europeos durante las décadas centrales del siglo XVI.
El término surgió a partir de Giorgio Vasari y la publicación de sus ‘Vidas’, que marcaron el arte de Rafael, Leonardo y Miguel Ángel como cúspide de la historia del arte occidental y modelo a imitar por el resto de artistas.
La refinada ‘maniera’ de los maestros del alto Renacimiento se difundió rápidamente en Europa debido a diferentes coyunturas históricas como el interés por el arte italiano de Francisco I de Francia, el ‘Sacco de Roma’ en 1527 que produjo una diáspora de pintores, o el apogeo de la imagen imperial de Carlos V de Habsburgo.
La centralidad de la pintura florentina y de la ciudad de Roma como domicilio de las artes no debe ocultar que, pese a lo que afirmó Giorgio Vasari, el manierismo internacional no se explica solo a través del arte de la Toscana.
En la configuración de la pintura religiosa del siglo XVI fue fundamental el clasicismo monumental asociado con la pintura romanista y la figura de Miguel Ángel. No obstante, el progresivo afianzamiento de la Contrarreforma católica promovió la emotividad y los afectos y generó, cada vez más, un arte emocional muchas veces lleno de patetismo.
Igualmente, el retrato cortesano nunca perdió su conexión con la pintura de Flandes, caracterizada por el realismo y la pincelada minuciosa. Sin embargo, fue la figura de Tiziano, con su dominio del colorido y su ponderada combinación de naturalismo y majestad, quien sentó las bases del retrato de aparato en la Edad Moderna.