Fernando de Rosa: Una izquierda impaciente
Durante estos seis meses transcurridos desde la riada que asoló la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre, la izquierda se ha mostrado ansiosamente impaciente en intentar echar abajo el gobierno de la Generalitat. No solo lo comprobamos leyendo las notas del folio que leía la ministra de Igualdad en una reunión interna del ministerio en el que tenía escrito “es nuestro momento”, sino también en la compra de espacios en redes sociales en los primeros días de la catástrofe natural, señalando al President Mazón como único responsable o creando comités y asociaciones para abanderar las protestas y los escraches callejeros.
Pero este discurso agresivo de nuestra izquierda local está siendo utilizado por los movimientos radicales, del ámbito del catalanismo independentista, para lograr crear un ambiente de crispación social. Así, por ejemplo, el socialista David Calvo afirmó que “Mazón está muy cerca de que le agredan” y a las pocas semanas se detiene a un radical que estaba amenazando de muerte al President de la Generalitat, por cierto, sin que Pilar Bernabé se lo advirtiera en una clara muestra de sectarismo ya muy común en esta delegada sanchista.
También la izquierda ha estado calentando en las redes sociales las protestas contra el Congreso del Partido Popular Europeo que se celebra en Valencia los próximos 28-29-30 de abril, y casualmente, el vienes pasado la sede del Partido Popular de la Comunitat Valenciana resultó vandalizada por grupos que dejaron su firma con símbolos no muy ajenos al ideario de la izquierda radical valenciana como es el término “países catalanes” o la cuatribarrada estelada que aparece de forma constante en los actos políticos de la izquierda. Esperemos que no sea presagio de actuaciones de mayor intensidad y gravedad.
Pero lo más preocupante es que Pilar Bernabé, responsable de la seguridad pública, se haya negado a adoptar medidas al considerar que existe riesgo mínimo en la celebración del referido congreso en el que van a participar 14 presidentes de gobierno de distintos países europeos donde gobierna el Partido Popular.
En la Junta de Seguridad celebrada el pasado jueves, las fuerzas de seguridad advirtieron del riesgo y la delegada sanchista no quiso hacer caso alegando que el “riesgo es mínimo”, a pesar de que tanto la policía como la guardia civil han detectado llamamientos a la violencia por parte de grupos radicales a través de las redes sociales imitando el “modus operandi” de la kale borroka en el País Vasco.
La izquierda valenciana, especialmente los socialistas, han de tener en cuenta que muchos ojos van a estar pendientes de lo que ocurra en el referido Congreso Popular Europeo, y que cualquier dejación en la seguridad y en el orden público será atribuido directamente al gobierno de España y en consecuencia, muchas cancillerías sacarán sus conclusiones, ya que en el resto de Europa la seguridad ciudadana es algo que se toman muy en serio.
Así pues, Pilar Bernabé debería dejar de jugar sectariamente y ponerse a trabajar para garantizar la seguridad, no solamente en las sedes del Partido Popular, también en los actos en los que intervenga el President Mazón, en las comparecencias de los investigados en los juzgados o en los escraches convocados a través de las redes sociales.
La ansiedad de la izquierda por derribar al gobierno de la Generalitat, por consolidar liderazgos partidistas o por obtener rédito político no puede ser a costa de poner en peligro la convivencia ni la imagen de España, y ese es el trabajo de Pilar Bernabé.
Esperemos que a la nefasta imagen de la delegada sanchista labrada a base de las mentiras descubiertas sobre su currículum, reconocidas en el juzgado o su sectarismo a la hora de contar el número de manifestantes, no se una también la de una responsable pública que pone en riesgo a las delegaciones europeas por el mero hecho de utilizar la seguridad pública para los fines políticos de la izquierda valenciana, y ese sectarismo puede superar la ya irresponsable impaciencia que Pilar Bernabé representa en la política valenciana. Aún está a tiempo de rectificar y garantizar el normal desarrollo del Congreso del Partido Popular Europeo y hacer caso a las propuestas de los profesionales.
La escritora francesa Marguerite Yourcenar dijo que “olvidaba que en todo combate entre el fanatismo y el sentido común, pocas veces logra este último imponerse”. Esperemos que algún día el sentido común vuelva al Palacio del Temple, sede de la Delegación del Gobierno en la Comunitat Valenciana, verdadero laboratorio del discurso impaciente de la izquierda valenciana.