Pequeño comercio o gran superficie? El dilema que divide al consumidor en tiempos de coronavirus

Pequeño comercio o gran superficie? El dilema que divide al consumidor en tiempos de coronavirus

Pequeño comercio o gran superficie? el Estado de Alarma hace que el consumidor active una conducta propia de la más pura supervivencia personal.

La constante batalla entre los pequeños comercios y las grandes superficies por atraer la atención del consumidor se agudiza mucho más en tiempos donde la incertidumbre y el miedo reinan en el mercado.

La situación que vivimos nos hace plantearnos viejos dilemas, pero ahora, estos cobran una mayor relevancia en todos los ámbitos. Económicos y sociales.

Tanto grandes superficies como pequeños comercios han establecido nuevas medidas de seguridad, higiene e incluso protocolos de atención, pero es sin duda, el comercio de barrio el más afectado por la alteración de este escenario que vivimos.

Estamos viendo como agrupaciones de comerciantes y tiendas de cercanía están impulsando fuertemente los canales digitales para llegar al consumidor de forma directa. Vemos como circulan mensajes de Whatsapp con teléfonos y direcciones de pequeños comercios de barrios para recibir pedidos y encargos. Contemplamos, en definitiva, un movimiento que busca la supervivencia.

Somos conocedores de todo esto y sabemos de las dificultades que muchos autónomos y pequeñas empresas, pequeños comercios, van a tener para solventar este escenario, pero aún así, compramos de forma mayoritaria en grandes superficies, ¿por qué?

¿Por qué compramos más en la gran superficie antes que en el pequeño comercio?

Desde la perspectiva del consumidor se pueden interpretar diversos comportamientos que pueden aludir a tres parámetros emocionales que pueden dar respuesta a la pregunta.

La realización de algo tan cotidiano como hacer la compra, se ha convertido en una actividad con alta percepción de riesgo. El miedo y la incertidumbre controlan las decisiones de compra en estos días.

Miedo al desabastecimiento, pero también a contagiarse.

En la gran superficie se buscan productos envasados, protegidos, que minimicen la sensación de peligro y garanticen la higiene en el punto de venta. Esto puede ser un argumento tremendamente irracional, puesto que existen productos que entran en contacto con las manos de muchas personas, como son frutas o verduras, aunque es cierto que carnes, pescados y demás alimentos sí están envasados.

Sin olvidar, por el contrario, que la atmósfera de una gran superficie puede ser un escenario más favorable para el contagio por la gran cantidad de personas, carros de la compra, colas, etc.

Una solo salida a comprar

Por otro lado, la compra se centraliza lo más posible. Existe la necesidad de llevar a cabo una compra completa en un mismo establecimiento. Esto hace que la sensación de exposición sea menor y la vuelta a casa, al refugio, sea más rápida. A menudo, la compra en el pequeño comercio provoca visitar distintos establecimientos para comprar diferentes productos.

El precio en la economía de supervivencia

Todo esto, sin olvidarnos, por supuesto, de la variable precio. El consumidor interpreta que podrá encontrar un mejor precio en grandes superficies, puesto que el volumen es más grande que en el pequeño comercio y éstas serán más competitivas.

Todos estos aspectos entran de lleno en el eterno dilema racional y emocional que los consumidores llevan a cabo de manera inconsciente en momentos de compra. Algunos de los cuáles podemos poner respuesta y a otros no.

La esperanza para el pequeño comercio

Aún en tiempos convulsos, siempre hay comportamientos que ayudan a la esperanza y al cambio de actitudes.

Hoy, muchos jóvenes realizan la compra a sus padres y abuelos, experimentando nuevos hábitos de compra que antes no tenían. Nuestros mayores nos “obligan” a comprar en sus tiendas de confianza, en el barrio. En ellas saben cómo quieren el producto, cuánta cantidad y qué marca es la favorita.

Nuestros mayores confían en ellos, saben que en momentos de incertidumbre no hay que jugársela. Por eso, los más jóvenes compran para ellos en sus lugares cotidianos. Puesto que están encerrados en casa, que tengan los alimentos y productos que desean, ¿no?

Esto hace que un nuevo consumidor esté entrando en contacto con el comercio de proximidad, tenga la experiencia, y quizás, cuando todo esto pase, vuelva a esos comercios pequeños que dieron lo mejor que tenían en momentos difíciles.

Quizás todo esto sea, nada más y nada menos, que un nuevo aprendizaje que nuestros mayores nos regalan. Y nosotros seguimos sin darnos cuenta.

Pequeño comercio o gran superficie
Paco Lorente: Docente de ESIC Business School y Director Creativo de Sinaia Marketing