Sabemos ahora (aunque ya se decía) que la comisión europea confirma que Sánchez y su gobierno PSOE, no solo no vinieron a socorrer a la gente, que el mismo día de la riada estuvieron votando el asalto de «televisión espantosa», es que, además, rechazaron la ayuda de cuatro países.
¿Porqué? Pues se me ocurre que cuanta más gente interviniera en la ayuda tras el desastre, más difícil les resultaría manejar su “relato” e imponerlo sobre la realidad. No querían a nadie que no pudieran controlar. El ejército y la policía les obedecen, pero, por ejemplo, unos bomberos húngaros o rumanos, no. Tampoco querían socorrer a los valencianos porque, en sus mentes repletas de miseria, era una oportunidad para hacer caer un gobierno que no era de su cuerda. El cálculo electoral por encima de la vida de los ciudadanos. Y del otro lado lo mismo. Nadie deja su poltrona.
Pero, si creíamos que no podían superarse tras esta ruindad, una vez más nos sorprenden.
El ejército, o lo que queda de él por estos lares, está alojado en tiendas de campaña, durmiendo en catres de campaña, con frío y comiendo fatal. No solo han enviado pocos efectivos, con lo cual, los que hay están saturados, es que, además, los están tratando muy mal. Y las «ayudas» que prometieron se han limitado a los pagos del consorcio, lo cual no es ninguna ayuda y, en muchos casos, es solo una escasa compensación.
Por no hablar de la negativa de la ministra Margarita de limpiar los garajes particulares, cuyos efectos estamos viendo ahora.
Así como el abandono absoluto de muchos vecinos que se han quedado sin nada, con viviendas arrasadas o sin vivienda. Día sí día también, aparecen en redes vídeos de los plenos en los ayuntamientos como el de Paiporta, cuya alcaldesa no da explicaciones y muchas veces no tiene ni idea de qué le están preguntando. Como en aquella entrevista en televisión en la que a la pregunta ¿Cuántos fallecidos hay en Paiporta? Puso una sonrisa y mirando el edificio que salía en las imágenes respondió «yo tengo un piso ahí». Esto es lo que hay en muchos municipios, gente gestionando sin saber gestionar nada, y que da la impresión de que les importa un pimiento.
Alcaldes que se reunieron con Sánchez y sus viles ministros cuando no deberían haber acudido. El vacío debería de haber sido la respuesta.
El mismo vacío que hubo tras la riada por parte del gobierno. Porque nada de lo ofrecido ni prometido en esa reunión se va a hacer realidad. El dinero se quedará atascado en las empresas concesionarias de las obras y el valenciano que se quedó sin casa seguirá sin ella porque el dinero también se quedará atascado en muchos ayuntamientos.
Y en el mal llamado «puente de la solidaridad», más conocido como puente de los voluntarios, los familiares de las víctimas y muchos valencianos seguirán reuniéndose exigiendo una justicia que parece que no llegará nunca. Los familiares de los fallecidos exigen justicia y la verdad. Y algo muy importante es que la gente está dejando la polarización a un lado.
Es posible que esta catástrofe traiga una sola cosa buena y es que empecemos a despertar y ver que necesitamos una renovación profunda en las instituciones, que, de lo contrario, estamos peor que solos, estamos mal acompañados. Hay que estar allí y escucharlos para saber cómo están en realidad las cosas. Les cobran hasta los gastos forenses. Les cambian la fecha de la defunción. Hay viudas y huérfanos sin cobrar la pensión a la que tienen derecho después de una vida de sangría fiscal.
Hay gente que murió de hipotermia en sus casas inundadas esperando una ayuda que nunca llegó
.«Si quieren ayuda que la pidan». Gente que murió en su coche y seguramente aún están enterrados en el barro. Allí estaban los de Atresmedia. Ya veremos qué es lo que sacan de todo lo que se decía. Les va a costar mucho disimularlo. Los medios de comunicación afines al gobierno dicen que estamos de maravilla. A ver cómo hacen corta y pega de lo dicho en el puente.